Crítica de La ignorancia de la sangre. Pretencioso y fallido proyecto de thriller

Manuel Gómez Pereira ahora mismo está presente con esta película en el Festival de Sevilla dentro de la sección oficial.

La ignorancia de la sangre es la adaptación cinematográfica de la obra homónima de Robert Wilson.

Javier Falcón (Juan Diego Botto) es el jefe de Homicidios en Sevilla, y su trabajo le hace involucrarse en tramas dentro del mundo islámico, algo que le afecta personalmente por la persona que se ha tenido que infiltrar en el último caso que lleva. Pero todo puede complicarse más, el hijo de su amante (Paz Vega) es secuestrado, y no saben muy bien a quien se enfrentan, a la mafia rusa, la cubana o cualquier persona que le tenga algún rencor por su trabajo.

Aquí en La ignorancia de la sangre se ve perfectamente como un gran reparto no hace una gran película, para nada, pues el thriller que Gómez Pereira nos ha querido trasmitir no llega, pero tanto por las interpretaciones como por la trama en sí.

Desde el principio uno siente como el director ha arriesgado apostando por un pretencioso proyecto que a medida que pasan los minutos no cuaja en pantalla, vamos que incluso recién terminada la proyección todo se diluye no dejando huella en el espectador, al menos en mí.

Está ya tan manido el tema de un alto cargo policial, y que sus temas personales se lleven a lo profesional, que no sorprende para nada. Pero incluso si estuviera bien tratado o solventado pues no hubiera estado mal, pero aquí se dispersa con tantas mezclas de mafias, con tantas idas y venidas del personaje, que ya no sabes que te quieren contar o quien esconde algo.

Manuel  Gómez Pereira que tanto nos ha sorprendido con comedias que nos han hecho reirnos mucho, ha apostado en La ignorancia de la sangre por otro registro que posiblemente no le vaya demasiado. Aunque la intriga la trató, a la perfección, en Entre las piernas, ésta película tenía otra vertiente y la supo llevar a buen puerto. Aquí en La ignorancia de la sangre, ha querido engranar muchos frentes que al final enredan la trama sin resultar creíble.

Los diálogos son fríos y escuetos, incluso cuando se nos muestra la parte personal de los protagonistas, dejando muchos enigmas a la decisión del espectador y todo mostrado con pinzas (de refilón), tantos que uno ya se pierde del todo, vamos que el guión es un puro galimatías que no empaca en pantalla.

El comienzo interpretativo de Juan Diego Botto es bueno, pero luego se para, su personaje se frena y no avanza, todo debido a las mezclas con otros personajes que aportan poco interpretativamente hablando y que además no cuentan bien la historia que hay de fondo con sus personajes.

Si tuviera que salvar a alguien, en cuanto a interpretación se refiere, ésta sería Cuca Escribano, una actriz secundaria que cada vez se prodiga más en el cine y que es de agradecer.

Sólo espero que el director nos brinde pronto una comedia, que aunque nunca serán una obra maestra, cumplen su cometido entretener y divertir, algo que con este thriller no ha conseguido.