martes , febrero 18 2025

Muestra de Muces 2015. Día 2

En el día 20 pudimos disfrutar con Roukli, The High Sun y The Here After.

Ayer os contábamos las películas que habíamos podido disfrutar el pasado día 20 en Muestra de Muces 2015, la X Muestra de Cine Europeo Ciudad de Segovia, todas ellas de la sección oficial, y en esta ocasión os diremos que en nuestro segundo día, cuarto para la muestra, hemos visionado dos films de la sección oficial y una de la sección Premios Lux.

Estonia y Croacia nos ofrecen diferentes visiones de las guerras sin quedarse en lo cotidiano y jugando un poco con la imaginación y Suecia nos trae un relato de corte social de integración en la sociedad y en la familia.

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Roukli. Veiko Õunpuu (Estonia)

2017, y Europa en estos momentos se encuentra en guerra. Jan, escritor, su hermana Eeva, pedagoga de la música y su marido Villu, compositor se han ido a una granja cerca del mar, en los límites de un  bosque de robles en Roukli. De repente aparece Marina, la ex de Jan, y esa aparición genera conflicto, pues para algunos su presencia no es bienvenida. Aunque los combates todavía quedan lejos, cuando se van acercando, las relaciones entre los cuatro se complicarán y los caracteres y tensiones salen a relucir en la convivencia.

Es una película totalmente contemplativa, donde se nota que todos los personajes inmersos en el guión están dentro de la cultura, pues hablan con un tono poético y cuidado de lo que están viviendo, suavizando lo sucedido, narrando en verso por momentos algún que otro estado e incluso fantaseando con su vida.

Además el director Veiko Õunpuu casi en el tramo final de la cinta, cuando parte de la trama ya estaba desenvuelta, encierra a una de las protagonistas en un plano secuencia larguísimo, totalmente hipnótico, tanto en imágenes como en sonido y musicalidad, junto con otras dos personas más a los que sigue, como si estuviera inmersa en una secta, siguiendo sigilosa el sendero que ellos llevan. Desde luego es cautivador, no hay diálogos, sólo cuando paran y cuidado con el planteamiento, que ahí es donde da toda la clave.

El encierro de estas cuatro personas lleva a todos a los extremos, a explorar sus límites, sus flaquezas y sus debilidades, todo está tratado con tacto, pero hay miradas con una profundidad arrebatadora en cuanto a posesión, a marcar un territorio prohibido de abordar por otras personas, esto mismo que se plantea aquí en cuanto a relaciones personales, está extrapolado en símiles en el mismo guión en el planteamiento de la guerra, ya que todo lo de fuera se refleja dentro y viceversa.

Un buen punto que destaca, es el fanatismo de las guerras incluso en los grupos minoritarios, que se creen con un poder elevado, incluso creando zonas y conflictos que como he mencionado antes parecen incluso como sectas, bien es verdad que aquí en Roukli hablamos de un futuro, pero no muy lejano, y puede que tampoco sea tanta ficción como parece.

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The High Sun. Dalibor Matanic (Croacia)

Tres décadas distintas que retratan tres historias de amor que se encuentran ambientadas en Croacia. Todas tienen puntos de unión sobre todo porque el hombre es croata y la mujer serbia, algo que para ambas sociedades está más que prohibido por todos los conflictos sucedidos, pues las narraciones son de 1991, 2001 y 2011 y da igual, pero el mundo sigue tan o más distante.

En la primera historia, es junto en el comienzo de la guerra, cuando la tensión está más latente y los actos poco plausibles para engendrar un amor entre pueblos vecinos pero rivales. La segunda ya es con la guerra terminada pero la herida no ha cicatrizado y ambos personajes deberán enfrentarse al cierre de las mismas.  Y la última la del 2011, supuestamente todo está olvidado, quedan pequeñas rencillas, pero puede ser el momento un nuevo futuro.

Cuando uno pasa de una historia a otra, sin haberse leído la sinopsis e intentar hilar las historias puede alcanzar generar en su cabeza un galimatías o puzle incompleto y enrevesado, pues primero es la muerte del amor de su vida quien hace generar el odio, en otro personaje es la muerte del hermano y en la tercera ese odio es meramente por las nacionalidades, pero hay una unión de un hijo que uno puede pensar que viene de la segunda historia, y también los lazos que se nombran de las pérdidas de los padres y enfermedades de los mismos.

Es decir que sin querer, aunque el director ha creado una mera evolución de la guerra, sus conflictos y de lo que afecta a las personas al final podemos montarnos en nuestra imaginación otras historias paralelas y al final en sí, otra película totalmente distinta a la versión original.

Está muy bien enfatizado en las dos primeras historias los odios y las rivalidades, los rencores creados por las barreras, ya no culturales, si no civiles pasadas a la guerra y a la poca distinción de las personas, por el solo hecho de haber nacido a un lado o en otro. También encara muy bien la dominación del hombre sobre la mujer, la supremacía de poder que en esos momentos se asocia para él solo, echando hacia un rincón al otro sexo sin opinión.

Este film se llevó en el pasado Festival de Cannes el Premio Especial del Jurado («Un Certain Regard») y es candidata por su país al Oscar de habla no inglesa.

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The Here After. Magnus von Horn (Suecia)

John acaba de cumplir dos años de condena en la cárcel, y vuelve a casa junto a su padre y su hermano, el quiere recuperar su vida de nuevo y ser un  joven alegre y vital. Pero la sociedad en la que vive no olvida el crimen que cometió y tampoco se lo ha perdonado. Poco a poco se va viendo envuelto en enfrentamientos tanto en el colegio,  en la calle como en su propia casa, y la misma violencia que le hizo ir a la cárcel brota de nuevo al verse acorralado incluso por su padre.

Es un duelo social, una pérdida y negación de la integración en sociedad por los delitos cometidos con  anterioridad. Un duelo en muchos sentidos, en el de la pelea, la guerra de varias partes por diferencias y también el hecho del quebranto de dos partes de la que perdió la vida en su momento y sus familiares que viven ese dolor y su ausencia, y cómo no el del propio protagonista que vive el propio daño que hizo en sus carnes sin poderlo ahora remediar, y por ello parece que se le cortan las alas poder tener una nueva oportunidad.

La integración en la sociedad ya no es solo para el joven, aquí se incide que es para todos los que le rodean, familiares y amigos. Nadie olvida y eso ahora que el potencial que esté dentro de esa persona pueda volver a aparecer.

Hay una búsqueda de la balanza sobre la culpa y el perdón, no sólo si el personaje es consciente de lo que hizo y ha madurado, si no si los que le rodean son realmente consecuentes de la responsabilidad de lo que tienen al respecto tanto antes y después. Aquí entramos en el debate de la educación tanto dentro como fuera de casa y lo que todo ello conlleva.

Magnus von Horn ha enmarcado este  drama tan sólido y compacto en una ambientación sobria y fría en tonos neutros y suaves, donde nada resalta más allá de las miradas y las frases inquisidoras que por momentos salen de algunos de los personajes. Algunas de las escenas que contienen violencia, no es que sean desbordantes de la misma, pero sí lo suficiente para ver el cariz que tiene cada uno en ese momento y ver como se retrata cada personaje así mismo sin necesidad de que los demás les desvelen.

Una cinta que en ciertos momentos recoge una ligera hipocresía de la sociedad, dando una cara por un lado, y a los dos minutos vemos el lado totalmente opuesto. La verdad aquí no se desvela casi hasta el final, aunque la frialdad de los rostros de los protagonistas nos da a  entender que nada es tan evidente como parece. Un buen retrato de la sociedad que parece no dejar pasar los errores ni da cabida a la integración de las personas, una tarea pendiente que como aquí se ve solo da pie a la violencia.

 

Acerca de Susana Peral

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