Crítica de El Aviso. Rompecabezas desencajado

El cineasta vasco Daniel Calparsoro se ha convertido en un especialista en thrillers comerciales. En la mayoría de las ocasiones nos encontramos con productos de impecable acabado técnico, pero también aquejados de guiones deficientes y una dirección de actores bastante errática. Ahí están para demostrarlo cintas como Invasor, Combustión o Cien años de perdón, largometrajes que dejan constancia de su pericia en la puesta en escena, pero también de una abrumadora falta de personalidad.

Parece como si la rebeldía y la indagación en el mundo marginal de las curiosas Salto al vacío, Pasajes, A ciegas y Asfalto hubieran desaparecido totalmente.

El aviso encaja perfectamente dentro de las películas que el director ha realizado en los últimos años: filmes de acción y suspense dirigidos a un público amplio aficionado al género. El autor de Ausentes toma como base la novela homónima de Paul Pen para ofrecernos una historia que transcurre en dos tiempos separados por diez años entre sí y que tienen como hecho en común un asesinato que se produce en una gasolinera y se repite siguiendo un curioso patrón.

Calparsoro vuelve a destacar en los momentos de acción y al otorgar un empaque visual al conjunto, pero la película no acaba de funcionar como narración. El guion abusa en exceso de los flashbacks, incluidos en ocasiones de forma bastante inadecuada, y se toma demasiadas licencias, especialmente en su tramo final, aunque pretenda ser uno de esos puzles donde las piezas acaban casando. Ni siquiera funciona al tratar asuntos como el acoso escolar o la violencia doméstica, apenas esbozados de manera bastante obvia. Tampoco resulta demasiado original la propuesta, que acaba pareciéndose en muchos aspectos a una versión en clave de thriller de la catastrofista Señales del futuro. Ambas nos muestran a hombres que creen descubrir en las matemáticas las claves de un funesto suceso que ocurrirá muy probablemente.

El firmante de Guerreros falla también en la dirección de su reparto. Aunque Raúl Arévalo convenza como el paranoico protagonista, no ocurre lo mismo con Belén Cuesta, poco creíble como la traumatizada novia de un amigo al que han disparado, o una perdida Aura Garrido, demasiado joven para encarnar a la madre de un niño preadolescente que cree que le va a ocurrir algo terrible el día de su cumpleaños. En definitiva, El aviso se convierte en uno de esas películas que promete mucho más de lo que acaba dando.