Jack Keane es una aventura gráfica que combina la virtud de un guión bastante elaborado con un estilo de juego y un sentido del humor que nos evocará en repetidas ocasiones a otras grandes aventuras como Monkey Island.
Podemos afirmar que tenemos ante nosotros un título de una calidad innegable, que posee, además, el sabor propio de las grandes aventuras de antaño. Sin duda, una compra obligada para los amantes del género, que podremos adquirir por el atractivo precio de 19,95€.
El Imperio Británico está a punto de sufrir un malvado ataque por parte del llamado Doctor T, cuyo objetivo es destruir la flota del Imperio, arrasar todas las plantaciones de té del planeta y establecer su marca como la única que puedan consumir los estirados ingleses. Para intentar frenar esta sublevación procedente de la isla de Tooth, la Reina de Inglaterra envía al mejor espía que posee el Imperio, el orgullo de Inglaterra y antecesor de James Bond, un tal Montgomery muy falto de recursos.
En esta historia se verá involucrado nuestro protagonista, Jack Keane. Jack, que tiene una importante deuda pendiente, se encontrará con una oferta que no podrá rechazar: un agente del Imperio Británico le ofrecerá, a cambio de una cuantiosa recompensa, el encargo de recoger a nuestro James Bond particular en Ciudad del Cabo y transportarlo hasta la isla de Tooth.
Tras la llegada a la isla, Jack deberá encontrar el modo de cobrar la recompensa, algo que no le resultará facil, y que le llevará a reencontrarse con sus años perdidos de niñez y convertirse en el único hombre capaz de salvar al Imperio Británico.
Todo apunta a que a esta aventura gráfica le ocurrirá lo mismo que a su banda sonora, y pase desapercibida entre los lanzamientos y anuncios del mundo aventurero. Es muy complicado que llegue a sentar un precedente tanto por su historia como por su innovación prácticamente nula. No consigue llamar la atención salvo por el proceso de doblaje a que ha sido sometida, y eso, aunque forme parte del paquete completo, no se lo debemos a los creadores de la aventura.
Resulta una opción idónea para cuando queremos jugar una aventura gráfica que no suponga un importante reto y con la que pasar un buen rato. Esto nos lo garantizará, y con creces. Eso sí, está destinada a pasar como una más por nuestros monitores.
Para llegar al corazón de un aventurero hay que ofrecerle algo más que un buen hacer técnico y unos giros argumentales más que previsibles, y por eso esta aventura se queda en lo que es: un vano intento por recuperar los clásicos de antaño, que por falta de argumento y carisma se queda en un quiero y no puedo, que sin embargo es espléndido como entretenimiento.