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Puntuación:
Cinta de acción que fracasa parcialmente como sátira política.
¿Qué pasaría si los furibundos partidarios de la política xenófoba, racista y armamentística de Donald Trump recibieran un poco de su propia medicina en sus carnes? Esa es la premisa de partida de La caza, largometraje de Craig Zobel, firmante de la sorprendente cinta indie Compliance, que cuenta con un guion escrito por el popular Damon Lindelof, uno de los creadores de la serie Perdidos y autor del libreto de Prometheus, y Nick Cuse, uno de sus colaboradores más estrechos.
Los responsables del filme dan la forma de un thriller con presas humanas, un subgénero que ha dado ilustres títulos como El malvado Zaroff, La presa y The Hunted . No obstante, todo está bañado en un tono de sátira política con unas particulares trofeos que toman la forma de miembros radicales del Partido Republicano estadounidense y unos cazadores que se encontrarían dentro del del grupo más esnob de los demócratas.
La cinta comienza de manera excelente, mezclando humor negro, violencia, acertadas dosis de gore y jugando con el espectador al despiste al especular sobre el verdadero protagonista del filme.
Sin embargo, la cinta se decanta por el eficaz producto de acción, dejando en segundo término una crítica política que se queda un tanto corta y que resulta demasiado ambigua. Por otra parte, el guion acaba siendo un tanto confuso.
En resumen, La caza resulta una producción curiosa, aunque quizá un regusto amargo porque no cumple con todo lo que propone. Queda, eso sí, el descubrimiento de una estupenda actriz de cine de acción como Betty Gilpin, conocida por su trabajo en la serie Glow, y una divertida Hilary Swank, que disfruta en el papel de sádica directora del particular circo.
