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Puntuación:
El director James Gunn aporta el necesario tono irreverente a una película irregular, aunque se encuentra por encima que su precedente.
La primera adaptación del cómic de la editorial DC Escuadrón Suicida se vio perjudicada por los habituales problemas de las superproducciones apoyadas por las majors. El resultado, dirigido por David Ayer, fue un particular monstruo de Frankenstein cinematográfico donde las piezas no acababan de encajarse del todo bien. El éxito comercial de aquel largometraje contrastó con un grandísimo varapalo crítico.
James Gunn, responsable de las versiones para la gran pantalla de Guardianes de la Galaxia de Marvel, impone en El Escuadrón Suicida su personal toque irreverente que ha dejado patente desde cintas como Slither. Hay gags y diálogos delirantes, marca de la casa, que provocarán la risa del público, aunque también es cierto que el conjunto se ve aquejado de una cierta irregularidad que diluye un tanto los logros del filme.
Hay, como en todo blockbuster actual, un exceso de subtramas y personajes que hipertrofia el conjunto junto a una espectacularidad a toda costa que acaba mermando el resultado y alargando de manera innecesaria la película hasta las más de dos horas de metraje.
No obstante, Gunn ofrece una divertida película comercial de superhéroes que se beneficia de la presencia de un estupendo Idris Elba, que se convierte en el particular líder de estos partículares Doce del patíbulo como Bloodsport, un tirador aparentemente duro que, sin embargo, se ablanda ante sus responsabilidades familiares.
Poco, muy poco importa que la misión de estos criminales sea derrocar a un gobierno bananero, encabezado por un malvado político con la cara del español Juan Diego Botto, que controla el comportamiento de una enorme estrella de mar extraterreste. Tampoco acaba de tener relevancia la crítica política al juego sucio que el gobierno estadounidense aplica en los paises del cono sur.
En definitiva, El Escuadrón Suicida funciona como el entretenimiento palomitero que pretende, aunque esté lejos de la comicidad de la desmitificadora Súper, todavía la película de superhéroes más divertida dirigida por Gunn.
