Irregular película de personajes superpoderosos que pierde su inicial toque salvaje y provocador para ir convirtiéndose a lo largo de su metraje en otro blockbuster veraniego más.
Crítica de Escuadrón Suicida
Escuadrón suicida puede entenderse casi como un complemento sui géneris de Sabotage, filme también dirigido por David Ayer. Si allí nos encontrábamos con una libérrima versión de Diez negritos donde un grupo de agentes de la DEA se veía envuelto en un asunto ilegal, aquí lo hacemos con una particular recreación de Doce del patíbulo, pasada por el filtro de la editorial DC, que sigue los pasos de una pandilla de villanos que son obligados a participar en misiones del gobierno de Estados Unidos. Por otro lado, las dos producciones comparten imágenes sucias, colores chillones y un cierto histrionismo que ya comienzan a ser rasgos de estilo de su máximo responsable.
No obstante, Escuadrón suicida resulta bastante menos radical que su predecesora, quizá por los esfuerzos de los estudios Warner por fabricar un producto accesible para casi todos los públicos. La primera parte, aquella en la que nos presenta a los miembros de la particular banda de criminales con poderes sobrehumanos, nos muestra al Ayer más salvaje y estridente. Hay un cierto espíritu punk y gangsta rap en la descripción de personajes y sus actos. La utilización de canciones pop y rock se une a una estética chillona que debe mucho al videoclip, la serie de televisión CSI: Nueva York o algunos trabajos del fallecido Tony Scott.
Sin embargo, una vez que comienza la particular misión de los supervillanos el largometraje se convierte poco más que el típico blockbuster de acción y efectos visuales. La aspereza inicial va cediendo a la moralina, mientras que el estridente envoltorio visual de los primeros minutos se abandona en por un estilo mucho más clásico.
Dejando a un lado los cambios de tono, quizá el gran problema se encuentre en un guion poblado de personajes que son poco más que comparsas de las estrellas de la función. Los roles de Katana, Killer Croc o Capitán Boomerang son simples monigotes trazados de manera un tanto espartana por el propio Ayer.
Más acertado se muestra al describir las personalidades de la loca supervillana Harley Quinn, a la que Margot Robbie aporta sex appeal y cierta ironía, y Deadshot, un malvado francotirador capaz de hacer cualquier cosa por su hijita. Bien es cierto que gran parte del atractivo del personaje reside en la adecuada actuación de un extrañamente contenido Will Smith.
Tampoco acaba de convencer dentro de un conjunto irregular la inserción de gran parte de los flashbacks, introducidos en ocasiones de una manera algo arbitraria, ni unos villanos principales que nunca alcanzan la relevancia deseada.
En resumen, Escuadrón suicida es una cinta llena de imperfecciones que, a pesar de sus defectos, aporta un toque gamberro a un universo cinematográfico DC, el que nació en El hombre de acero, aquejado de una impostada trascendencia que puede funcionar en el caso de Batman, pero raramente en el resto de tipos con superpoderes nacidos en el seno de la popular editorial estadounidense de cómics.
Crítica de Julio Vallejo Herán
Sobre gustos no hay nada escrito y seguro ofrece un buen entretenimiento a ratos.
Pues yo creo que me va a gustar , lo intuyo