Héctor es un adolescente lanzado a una madurez forzada por las paradojas de la vida. Sólo, con un padre desconocido, o casi, y una madre ya enterrada, el destino le lleva a convivir con su tía y la familia de esta.
Las lecciones vitales que les esperan van mucho más allá del maniqueismo propio de vivir, les enseñaran todo lo de humanos que llevamos dentro.
Bajo esta premisa se desarrolla una historia sencilla y compleja al mismo tiempo, con un impecable guión, que ayuda y mucho, en la dirección y resulta imprescindible para cualquier que cualquier drama cobre vida propia, un drama que a cada minuto resulta menos amargo, al dibujar en fotogramas una lección de realidad y optimismo.
Las efectivas interpretaciones, algunas excelentes, también colaboran de manera decisiva, sobretodo, en la credibilidad, algo que como digo muchas veces es primordial en una obra coral dónde el sentimiento está por encima de presupuestos y efectos especiales.
Y es en la credibilidad dónde este universo cobra vida propia, dónde sus poderosas señas de identidad prevalecen y el lenguaje incomparable de la amistad y la pérdida crean una atmósfera, que sin la necesidad de la taquilla, son el recipiente ideal donde el cine ve gestar sus mejores momentos.
7,2 sobre 10.
Rafael Calderón Luna.
Está bien, pero no sobresaliente. Me gusta Unax Ugalde, Nuria Gago y Adriadna Ozores, pero hay otros personajes que no me los termino de creer…
No es de sobresaliente pero es de lo más destacado en el cine español de los ultimos años, buena película.