Deseaba verla desde hace meses, y he de decir que ha cumplido con las expectativas. Hay películas de las que solo se pueden esperar dos cosas: diversión y adrenalina. Está lejos de mi comprensión el por qué, cada vez que actores como Stallone estrenan una película, surge una corriente de desprecio encabezada por diversos intelectuales que se creen superiores al ciudadano medio, alegando que estos señores ya están desfasados y que ya no pueden aportar más al Cine. No voy a entrar a valorar este tipo de comentarios porque no viene al caso, además de que la prueba está en que han regresado con diversas películas y parece que van funcionando bien en taquilla, por lo que si recaudan dinero será que todavía hay alguien que disfruta con ellos.
John Mclane es uno de los muchos héroes de mi infancia. Tengo la cuadrilogía de la Jungla y de vez en cuando las veo en plan maratón, y sigo disfrutando de ellas. Por supuesto que hay muchos puristas que dicen que la primera es la mejor y que las demás son más flojas. Desde mi punto de vista son todas igual de válidas, y me gustaría reivindicar el valor tanto de esta nueva entrega como la cuarta película. En primer lugar, tanto la cuarta como la quinta comparten una misma esencia, y es que John pretende reanudar la relación con sus hijos. En la quinta entrega vemos un momento de la película en que se muestra arrepentido de no haber estado más con ellos, confesando que incluso llegó a obsesionarse demasiado con su trabajo, y que ahora pretende enmendarlo. Desde mi punto de vista es una escena importante porque le da más profundidad al personaje y no le vemos como alguien que solo destroza todo a su paso. Tanto la cuarta como la quinta están unidas en ese sentido.
Respecto de la cuarta entrega, ha sido poco valorada y tampoco me extraña mucho el por qué. Vimos cómo un John chapado a la antigua, perteneciente a una era analógica, se enfrentaba a unos terroristas de era digital, con muy pocos recursos. Contenía una crítica hacia el mal uso de los avances tecnológicos y un aviso de lo que puede pasar con tanto progreso en ese sentido. La película lo resumió con el Caos Total, un ciber ataque en masa que fuese capaz de paralizar los servicios mínimos de un país. Y estamos viviendo unos tiempos de embriaguez tecnológica en los que cada vez nos obsesionamos más por los conocimientos técnicos, despojando de valor a los humanísticos, transformando con ello a las personas en esclavos.
El caso es que una vez más, ahora en Moscú, Mclane no defrauda a sus fans, y el espectador se sumerge durante hora y media en un auténtico tobogán de disparos, explosiones, persecuciones de infarto y de buenos gags cómicos. Al parecer, Bruce Willis ya ha anunciado una sexta entrega, y esperemos que no tarde mucho en llegar. A las voces discordantes, una vez más les reitero mi desacuerdo y reivindico el valor que tiene esta cinta, que no pretende ni mucho menos ser una obra maestra, pero que logra ser un buen entretenimiento y por lo menos hace que empleemos bien el dinero de la entrada, que no es precisamente barata.
Al terminar de verla, uno solo puede gritar: Yipi Kai Yei!!
Una Crítica de cine de Ramiro González.
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