A partir del 6 de diciembre ya podréis disfrutar de la nueva película de Manu Ochoa Gafas de ver cinta de cine independiente siendo este su quinto trabajo.
Se podrá disfrutar como siempre en la Sala Artistic Metropol de Madrid.
Eva (Arianna Fortes) tiene aparentemente una vida normal de casada con sus correspondientes preocupaciones familiares y sus proyectos personales. A nivel personal está deseando poder arrancar con su primera novela pero está bloqueada, ahora que su marido está fuera de viaje lo aprovecha aún más pero no lo consigue. Además están las responsabilidades que tiene con su familia y su preocupación por la demencia que piensan que tiene su abuela, la ludopatía de su madre y el conflicto de su hermana con su ex marido y su separación, todo ello la tiene inmersa en una nube que no deja salir a flote la inspiración para escribir, aunque todo lo que tiene a su alrededor de para una novela o más.
Un buen día decide salir al parque para airearse pero consigue todo lo contrario porque un vagabundo se sienta en el mismo banco que ella y le cuenta que él también escribe ofreciéndose a escribirle su primer libro o ayudarla. Eva no le hace caso y se va, pero a los pocos días recibirá en su casa una nota con unos calaveras y tres números de móviles. Ella ha decidido irse fuera de la ciudad para concentrarse pero por el viaje decide llamar a esos teléfonos para ver qué relación pueden tener con ella, son tres hombres pero a primera vista no hay nexo de unión. Todo se irá complicando hasta salir la verdad ésa que la venda en los ojos que tiene en esos momentos no la dejará ver.
Lo que aparentemente comienza con un simpleza de una vida cotidiana se acaba convirtiendo en una medio comedia con toques de thriller de lo más surrealista pero al mismo tiempo convincente. Nada está dicho al azar en Gafas de ver, todo tiene su razón y su lógica, aunque aparentemente no se note, y el enredo de la historia se desmenuza toma a toma con la delicadeza habitual del director.
Lo mejor de todo es la sutilidad con que Manu Ochoa sabe llevar a escena temas complicados de la vida que nos arrolla, la confianza, la familia, el amor y todos los sentimientos que están implícitos en todo ello.
Pero además hay que decir que tiene su toque de originalidad nos ha plasmado una cinta en blanco en negro mientras que el personaje de Eva está en su mundo inmersa en una vida que no es la que ella piensa, como si fuera un sueño o pudiera verse desde fuera casi como una pesadilla, ya que como siempre se dice “no hay más ciego que el que no quiere ver”, pero siempre hay alguien que te abre los ojos y entonces se hace el color en la pantalla, una metáfora y simbolismo que no te deja indiferente, por el cómo y por quién.
En Gafas de ver el blanco y negro añade un toque bohemio a las imágenes que se sacan de Madrid, porque encima parece que está haciendo un homenaje a la ciudad, aunque no es la única que aparece, a sus rincones más simbólicos y que tan bien plasmados han quedado en pantalla, añadiendo al principio un toque de narración y de viaje a lo más Woody Allen, paralelismo que también se podría dar al conjunto de la historia por enredos surrealistas con mensaje y buen tono.
La narrativa es sencilla, sin retóricas para eso deja las imágenes, pero todo el conjunto es un paseo por la complejidad del ser humano y su búsqueda de la razón de las cosas, porque sí que es verdad que todos tendemos a buscar el porqué de todo, sin pensar que hay cosas que pasan sin más. También hay que meditar que sin esa búsqueda no siempre la verdad saldría a flote, pero mi pregunta queda en el aire, ¿tan importante es la verdad?.
Una Crítica de cine de Susana Peral.
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