Sons of Anarchy, libertad en el asfalto

La libertad y el desahogo salvaje. El libre albedrío viajando a cientos de kilómetros por hora sobre dos ruedas. La serie absorbe la necesidad humana de correr por el propio acto de correr, sin un rumbo. Sólo correr. Una petición que ya ha sido tratada en multitud de campañas y anuncios por empresas motociclistas, que más que un vehículo parecen vendernos la carretera y el viento agitando nuestros cabellos.

Pero además de esa primera impresión, Sons of Anarchy no se conforma con la persecución y la adrenalina. No es únicamente puro entretenimiento. O no pretende serlo. Es entonces cuando entran los personajes (cada uno con su respectiva personalidad afilada) y sus monólogos, las buenas ( y hasta notables) interpretaciones destacando la del carismático Jax Teller (Charlie Hunnam), la BSO tan bien afinada y escogida para la ocasión (sin ser temas conocidos por el gran público y partiendo por tanto con un desconocimiento que puede resultar negativo pero termina siendo muy positivo)y el ritmo acompasado a los latidos del guión y el argumento que se mueve entre el desenfreno y la calma más sobriamente dramática.

Sons of Anarchy narra la historia de un club motero situado en Charming (California). A través de las temporadas iremos comprobando no sólo los negocios que realizan con traficantes y las disputas con la policía o diversas bandas y criminales, sino sobre todo el impacto que tienen sus acciones en la comunidad en la que viven. De esta manera se nos presenta una visión amplia del panorama: tanto los actos como las consecuencias. Porque la serie que no reflexiona sobre la motivación de sus personajes y su huella en el cemento que es su entorno terminan cansando por depender exclusivamente del ocio que fomenta. Es una buena serie sobre valores como la hermandad, lealtad y familia, además de una guía rápida sobre la traición y un paseo en moto por la realidad de un pueblo y sus gentes. Y en concreto, por el funcionamiento de una temática tan específica (que hace a la serie única) como es la de un club motociclista con profundas raíces en su ciudad.  De recomendable visionado por su adictivo tempo inicial y su hondo y trabajado poso final.