El 10 de febrero de 2024 los Premios Goya, que en los últimos años han abrazado un espíritu itinerante, se celebrarán por primera vez en sus 38 años de historia en Valladolid, ciudad muy venerada por el séptimo arte gracias a su estatus como sede de la Semana Internacional de Cine de Valladolid (SEMINCI), una de las citas más longevas del calendario español, solo superada en veteranía por el Festival de Cine de San Sebastián.
Y de nuevo, un año más, arranca la carrera por conseguir entrar en la lista de trabajos nominados, que en cada edición aglutina en sus diferentes categorías lo mejor del cine español.
Si bien los premios más celebrados cada año son protagonizados por los largometrajes, lo cierto es que el formato del cortometraje siempre atesora joyas que resultan tan sorprendentes como gratificantes a los ojos del espectador. El sector del cortometraje es un auténtico vivero de talento en el que se forjan y depuran la mirada y el estilo de muchos cineastas que en un futuro militarán en la primera división de nuestro cine. Y es por algo que en los últimos años se lucha con especial energía en poner en valor la importancia de un formato que cuenta con sus propias reglas, y que en no pocas ocasiones exige un esfuerzo titánico a sus creadores a la hora de comprimir sus historias y gestionar con eficacia los limitados recursos que normalmente están a su alcance.
Centenares son los cortometrajes que durante todo el año vertebran los programas de la multitud de festivales que repartidos por todo España apuestan por este formato, pero solo unos pocos entran en las codiciadas listas de los nominados, y en estos casos es habitual que hablemos de verdaderas pequeñas obras de arte, con una gran capacidad de remover al espectador.
De todos los cortometrajes candidatos a la nominación de los Premios Goya 2024, hemos elegido 6 producciones que a buen seguro sacudirán al público que se asome a las historias que proponen, y que son algunos de los mejores trabajos que este año compiten por la alcanzar la gloria. 6 producciones que, además, apuntalan con su calidad un discurso que cada vez es más indiscutible: el corto también es cine.
- Mi Holocausto, Philomena Franz (David Navarro)
Un trabajo al límite si atendemos a su duración, pues es el cortometraje con mayor metraje de la selección, aunque su casi media hora pase como una exhalación escuchando a Philomena Franz. Una entrevista que recorre la vida de esta superviviente que escapó del Campo de Concentración de Auschwitz con poco más de 20 años y un trabajo que reivindica el genocidio que sufrió el pueblo gitano a manos de la Alemania nazi. Una tragedia que se llevó por delante a más de medio millón de gitanos y que no fue reconocida por la UNESCO formalmente hasta 2015.
“Mi Holocausto, Philomena Franz” es un cortometraje en el que la historia que cuenta se ilustra con bocetos reales dibujados por los prisioneros de estas embajadas del infierno en la tierra, y la potencia de su mensaje reside en un vitalismo insólito de Philomena que apuesta por la humanidad y el amor, frente al odio y el rencor.
De visionado obligado: para todos los alumnos de los centros educativos de España, organizaciones y asociaciones gitanas y para todos aquellos estudiosos de la II Guerra Mundial en todos sus apartados.
- Paris 70 (Dani Feixas)
El corto que más premios ha conseguido en lo que llevamos de año fue presentado a competición por primera vez en la pasada edición del Skyline Benidorm Film Festival y desde entonces su trayectoria está siendo meteórica. No es para menos porque la historia es de las que hace llorar de lo lindo y se beneficia de los excelentes trabajos que firman Luisa Gavasa y Alain Hernández, secundados por Neus Asensi. Y como envoltorio, un despliegue técnico bastante notable en todos sus apartados.
Un exquisito homenaje a los enfermos de Alzheimer, pero también, y de manera muy especial, a sus cuidadores, a todos aquellos familiares que sin ser profesionales se ven abocados a gestionar escenarios muy complicados, siempre plagados de dolor e impotencia. Lo conmovedor de este trabajo es el juego que propone un emocionante guion firmado por Nacho Solís.
De visionado obligado: para todos los centros de Alzheimer, residencias de ancianos, escuelas de formación en medicina y cuidado de nuestro mayores y familiares de enfermos Alzheimer.
Turno para la comedia en su estadio más costumbrista. “El Cacharrico” es un trabajo patrocinado por la Consejería de Cultura de Melilla que se vertebra desde la hilarante investigación que emprende Angustias (interpretada por una fantástica Rosario Pardo) junto a sus dos mejores amigas para averiguar qué es y para qué sirve un extraño “cacharrico” que nuestra protagonista ha recibido por mensajería, sin instrucciones ni remitente. Frente al la exploración de los recursos fílmicos, este cortometraje apuesta por la sencillez en su puesta en escena y confía en el enredo de sus protagonistas para jugar con mucha eficiencia su mejor baza: la de entretener y hacer reír.
Pero no solo por sus virtudes humorísticas está en esta lista. Lo que realmente propone con mucha inteligencia (y lo que le ha valido casi 70 selecciones y 20 premios, por ahora) es una reflexión sobre la sexualidad de nuestros mayores, condenando a todos los que piensan que el sexo tiene una edad límite y estableciendo un divertido diálogo entre estas abuelas y las nuevas tecnologías. Un diálogo vehicular para que la vida de su protagonista abandone el gris abrazando una amplia gama de colores.
De visionado obligado: para todos nuestros mayores, centros y residencias de ancianos, para todos aquellos nietos que siempre se han preocupado por sus abuelos y para todo el público amante de la comedia sin complejos en general.
- Actos por partes (Sergio Milán)
Otro de los grandes males de nuestro tiempo, el cáncer, condujo a Sergio Milán a plantear un cortometraje que con astucia logra abordar un drama universal con una óptica muy positiva en el que lo cotidiano es el escenario que construye anécdotas que pensaríamos de primeras imposibles pero totalmente reales, y que se suceden durante todo el metraje de este corto coral que en sus más de 60 selecciones ha cosechado casi 50 premios.
El mismo Sergio Milán, Sara Escudero, Pepe Viyuela, Marta Casado, o Javi Laorden, entre otros, conforman un reparto estelar para poner buena cara a una enfermedad que destroza cada año vidas, familias y entornos. Una lucha sin cuartel en la que la propia fortaleza mental del enfermo se convierte en un arma muy poderosa, muchas veces inesperada y siempre detonante de otra buena colección de lágrimas que rodarán por la mejilla del espectador mientras, irremediablemente, sonríe.
De visionado obligado: para todos los afectados por esta enfermedad, para los profesionales sanitarios y para todos aquellos que eligen poner buena cara y afrontar con humor (aunque sea negro) los problemas con los que nos azota la vida.
- Cosas de chicos (Raquel Colera)
“Cosas de chicos” pone el foco en el machismo estructural, aquel que desde tempranas edades adjudica roles e intereses a los más pequeños según su género. Y así, el paso de la infancia a la adolescencia puede suponer la ruptura de la amistad entre un grupo de niños y la única integrante de la pandilla, la elección de caminos diferentes marcados por intereses impuestos por la sociedad y asimilados por sus individuos sin lugar para el debate. O quizá sí…
Con una dirección muy delicada y espoleado por el arrollador trabajo de su actriz protagonista Shiara Fernández, cuya mirada da voz a sus pensamientos, este cortometraje es uno de los trabajos más interesantes del año y la denuncia que encierra su historia tocará sin remedio a todos los espectadores. Con más de 40 selecciones y 12 premios acumulados, tendrá su versión en largometraje y será el primer largometraje producido por Inma Cuesta junto a Ángeles Maeso, ambas fundadoras de la productora LOBA LOBA.
De visionado obligado: para todos los padres, para el personal de asociaciones e instituciones cuyo objetivo sea luchar por la igualdad de género y para todos aquellos que ha pasado veranos interminables en los pueblos jugando y experimentado en libertad.
- Lava (Carmen Jiménez)
El 19 de noviembre se celebra el Día Mundial para la Prevención del Abuso de Niños, Niñas y Adolescentes, una fecha en la que se combate una de las violencias más graves que sufre la población infantil en todo el mundo. Y “Lava” bien puede suponer una piedra más en el arco por la lucha de su denuncia, poniendo el foco en el abuso sexual infantil dentro del seno familiar.
Con un tema tan delicado entre sus mano, la directora sevillana Carmen Jiménez ha ligrado vertebrar una historia que sin recurrir al sensacionalismo golpea con fuerza al espectador, que se ve irremediablemente empujado a la reflexión gracias a un trabajo que suma ya más de 30 selecciones y 10 premios, entre ellos el de Mejor dirección en la Semana de Cine de Medina del Campo o los de Mejor cortometraje y Mejor sonido en el Festival de Cine de Madrid FCM – PNR.
De visionado obligado: para todos los padres, para trabajadores en asociaciones y ONG dedicadas a la defensa de la infancia, para todos los actores de la docencia en nuestro país y también para psicólogos infantiles y cualquier trabajador con contacto estrecho con menores.
- Anticlímax (Néstor López y Óscar Romero)
El trabajo que cierra nuestra selección es el que propone la apuesta narrativamente más compleja, pero igualmente disfrutable. “Anticlimax” es un cortometraje sobre el fin del amor, sobre la rutina que asola y amenaza a muchas parejas y sobre los problemas de comunicación que sufren muchas de ellas. Una pirueta audaz para contar algo que ya se ha abordado con recurrencia en el cine, pero de una forma totalmente original y novedosa que le ha valido más de 30 selecciones y premios tan importantes como la Biznaga de plata al Mejor cortometraje de ficción en el pasado Festival de Cine de Málaga.
Manolo Solo y Belén López comparten roles con Jorge Clemente y Alicia Armenteros dando vida a la pareja protagonista en diferentes etapas (o dimensiones). De la pasión a la inercia, y de la inercia… ¿Al fin?
De visionado obligado: para todas las parejas, tanto en estados iniciáticos como en relaciones más maduras y para todos los que apuestan por no perder nunca la pasión y tener pareja para vivir, no para sobrevivir.
Fuente | Nostromo