Keanu Reeves protagoniza este thriller policiaco en el que todo es lo que parece y no hay lugar a la sorpresa y eso es una losa demasiado pesada para este género.
Un poli de incuestionable valía pero de dudosa moralidad se enfrenta desde el lado menos legal a la delincuencia que inunda las calles con la ayuda de su departamento y con un jefe encarnado por Forest Whitaker que le apadrina y le cubre en todas sus acciones.
Afectado por la muerte de su mujer descubrirá, poco a poco, que no todo es lo que parece y que estar fuera de la ley siempre trae funestas consecuencias.
La trama se prevee antes de que descubramos a los personajes y eso te empuja fuera de la película hacia la butaca, el último sitio donde queremos estar.
Intenta mantener el suspense sin éxito, el guión se enmaraña y las escenas de acción son excesivas, gratuitas y sin sentido, lo que resta verosimilitud a la cinta. con una dirección descabezada de un hombre que todavía no ha encontrado su sitio en el mundo del celuloide.
Los personajes no están bien definidos y esa falta de definición es mortal en el desarrollo de un guión frágil que no añade nada nuevo a un género cuya razón de ser es giro narrativo y que en este caso no se consigue en ningún momento. Si además la acción es poco apropiada, la violencia excesiva y los personajes no están a la altura se convierte en una película policiaca más, facilmente olvidable y que no contribuye en nada a la grandeza del género.
5,6 sobre 10.
Rafael Calderón Luna.