El japonés Hayao Miyazaki ha logrado hoy con dibujos animados contar una historia y conmover con ella, algo que otros directores de la Mostra no supieron hacer con actores. Miyazaki lo ha conseguido con ‘Gake no Ue no Ponyo’ (‘Ponyo en un acantilado junto al mar’), filme con el que compite por el León de Oro.
La película se desarrolla en una ciudad junto al mar en la que un niño rescata en una escollera llena de basura un pez rojo, al que bautizará como Ponyo. La amistad entre el niño, Sosuke, y el pez crece hasta el punto de que Ponyo quiere ser humano.
Esa trama es el pretexto con el que Miyazaki habla, por ejemplo, de la relación entre el hombre y la naturaleza, de la necesidad del equilibrio entre ambos y de la amistad entre los niños, pero también entre los adultos. Con sus dibujos, Miyazaki es capaz de tocar la fibra del espectador, aquella que une al adulto con el niño que fue, haciéndole recordar sus juegos, como el barco de juguete en el que siempre quiso navegar, o su amor por los animales, en aquellos que lo tuvieran.
Miyazaki explicó en rueda de prensa tras la proyección del filme que para lograr su objetivo había trabajado a mano, «porque el ordenador, aún estando bien, debilita la fuerza del mensaje».
El cineasta japonés ya consiguió anteriormente conmover con sus historias como con ‘Sen to Chichiro no kamikakushi’ (‘El viaje de Chihiro’), que logró en 2002 el Oso de Oro en Berlín y en 2003 el oscar a la mejor película de animación.
Pero Miyazaki no engaña a nadie, ‘Ponyo Gake no Ue no Ponyo’, estrenada en Japón donde bate récords de taquilla, es una película para niños.