Crítica de cine. ‘Parker’.
Con su ‘Parker’, el escritor de suspense y acción Donald E. Westlake creó a un personaje literario, como poco, memorable, que, actuando como una especie de espíritu de la acción (ladrón de guante blanco con un código moral estricto, pero al que no le importa ensuciarse las manos por sus ideales) ha distribuido sus aventuras atemporales (ni nombre concreto, ni familia, ni edad variable) a lo largo de más de una veintena de novelas.
Como un trasvase de esta fuerza del personaje hacia el cine, que es lo que a nosotros nos interesa, se han realizado muchas adaptaciones (algunas buenas, la mayoría sin pena ni gloria) en las que se manipulaba/transformaba (casi completamente bajo la atenta mirada del autor de las novelas) de manera más o menos evidente alguno de los entuertos protagonizados por Parker: pongamos como ejemplo ‘Point Black’, del loco John Boorman, y como contraejemplo, su versión femenina en el ‘Made in USA’ godardiano. Aunque la lista potencial de protagonistas del cine de acción susceptibles de haber bebido del Parker original es larga y turbia.
Es este un interesante legado, que como mínimo demuestra el interés público provocado por este ladrón que en ‘Parker’ encarna Jason Statham. Nos parece muy curiosa la elección particular del actor británico, verdadero hombre de acción (en todo caso, una acción alejada de la gloria y más cercana a las reposiciones en Antena 3) del siglo XXI (duro a la vez que elegante, sobrio, letal y silencioso; tan misterioso que por la red circula un juego, potencialmente imposible, en el que se debe distinguir en qué película le estamos viendo sólo mirando una foto de su cara: no hace faltar decir mucho más).
Y nos parece tan curiosa su elección porque el personaje al que representa, frío y sin escrúpulos, irónico pero poco más, podría ser la quintaesencia del abismo interpretativo al que se ha visto abocado el actor, que comenzó su carrera en filmes interesantísimos como “Lock and Stock” o “Snatch”, interpretando a gángsters con moral, carcasas rellenas con verdadero carisma con el que identificarse, para pasar a protagonizar una serie interminable de espectáculos de acción vacía, de los cuales incluso parece hacer parodia en la desmesuradamente hiperbólica “Crank” y su secuela. Lo que queremos decir con todo esto es que Jason Statham vuelve a hacer de sí mismo y poco más, aunque curiosamente esto quede bien dada su cercanía al personaje original de ‘Parker’.
Aparece también por ahí una Jennifer López sorprendentemente estable, que entre vestidos ceñidos e intervenciones picantes hace todo lo que su papel le permite y un poco más, soltando algún que otro grito y poniendo caras eróticas el resto del metraje; ese genial actor, curtido en el teatro pero quizás lastrado por su aspecto de “tipo duro”, que es Michael Chiklis, compone un poderoso contrapunto a Statham.
Pasando a aspectos más argumentales, la película ‘Parker’ narra como su protagonista es traicionado por sus colegas tras un robo fallido, lo cual le llevará (¡sorpresa!) a querer vengarse de ellos de la forma más violenta posible. No busquemos caminos secundarios o desviaciones originales: se trata de un filme de acción típico, en el que las escenas de pelea o persecución (o explosión, o lo que al pobre guionista que es John J. McLaughlin, artífice de “Hitchcock” y la parte mala de “Cisne Negro” se le vaya ocurriendo) se suceden en ocasiones de manera bien pensada y en ocasiones bastante pobremente (un inicio potente que se va desinflando), combinadas con las distintas peripecias, mayoritariamente erótico-festivas, que va pasando el personaje de Statham (cuya, quizás, única aportación interesante sea su personal rollo moral de “robar sólo a aquellos que puedan permitirse ser robados”, un intento de armar un Robin Hood moderno que atraiga a los enfadados con el sistema a las salas).
En su simplicidad, refrito, con algunas soluciones originales, de muchas otras películas de acción, “Parker” satisface porque da lo que promete y lo hace de manera eficaz: rápida, sencilla y sobre todo violentamente. No pasará a la historia (de hecho, calculamos que su tasa de olvido es más que alta) pero alimenta al fan de la acción, de Statham, de ver a Jennifer López medio desnuda o de todo esto a la vez: el veterano Taylor Hackford (sorprende enterarse de que es el artífice de filmes tan dispares como “Oficial y caballero”, “Ray” o “Pactar con el diablo” está también a los mandos de este) hace lo que puede (no sabemos si lo que quiere) y consigue que los muchos agujeros de la lona pasen desapercibidos, para que nos centremos en admirar las explosiones y dejemos el trabajo intelectual para otro momento.
Crítica de cine de Ricardo Jornet.
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