Analizamos la nueva comedia romántica de Richard Curtis, director de «Love Actually», hablamos de «Una Cuestión de tiempo».
Hay un género cinéfilo que nos gusta a casi todos, bueno posiblemente a casi todas en este caso y no es otro que aquél que mezcla la comedia con el romance, pero si además le mezclamos algo de fantástico la cosa puede subir de nivel a la hora de aceptación para todos. Y para muestra este botón que se estrenó la semana pasada “Una cuestión de tiempo” de Richard Curtis, donde como en una coctelera une todo lo que anteriormente os he dicho, todo con un toque muy peculiar a la vez que atrayente y singular.
Ha llegado la hora que Tim Lake conozca el secreto masculino que existe dentro de su familia, y es el momento justo porque cumple 21 años, edad en la que debe ser conocedor de sus poderes, tiene la capacidad de viajar en el tiempo, siempre retroceder nunca hacia lo no vivido. Tim es un incrédulo y es reacio a tomarse en serio las declaraciones que su padre le hace, pero cuando comprueba que es cierto, decide aprovecharse de esa pequeña ventaja que la vida le ha aportado.
Lo mejor de su vida está por llegar: conocer a Mary una joven que le encandila al instante pero su segundo encuentro no va a ser posible porque esa misma noche hace un viaje en el tiempo, que hará que ese encuentro desaparezca de sus vidas. Ahora su misión es encontrarla en una ciudad grande y con ningún punto de nexo entre ambos. Finalmente la encuentra un día en una exposición, tiene que reconquistarla de nuevo usando unos pequeños trucos para llevarla a su terreno, pero la experiencia merecerá la pena.
Con el tiempo aprenderá a usar ese pequeño gran poder, también descubriendo que ese don puede ser peligroso y tiene algunas limitaciones, pero le será útil incluso para el trago más amargo de su vida.
«Una Cuestión de tiempo» es comedia ligera con muchos gags y con un trasfondo que marca mucho más de lo que parece, donde la familia es un eje principal para el personaje y con los cuales desarrolla una vida en común y de cada cual necesita algo para vivir. Con cada miembro de la familia la relación es diferente y por eso se interactúa de distinta forma, cada uno tiene su feeling su lenguaje, su proximidad y eso se encara con los diálogos existentes que en ningún momento están vacios de mensaje, todo lo contrario, enganchando al espectador por esa vía, por la palabra unida casi siempre a una sonrisa que no es poco.
El guión refleja la búsqueda del amor, de encontrar la media naranja pero lo hace de una forma divertida, los viajes en el tiempo, con momentos de enredos dando paso a la comedia sin que la misma quite relevancia al tema a tratar, pero si enfocándolo desde un lado más desenfado para no empalagar demasiado al espectador.
Pero además de ese amor de pareja que tanto marca la pauta en la cinta, existen otros amores como los familiares, con los amigos que se ven muy reflejados y que cada uno aporta algo a la persona. Sobre todo remarcar lo importante que es en la historia que se nos cuenta en «Una Cuestión de tiempo», el vínculo fraternal, porque a través del padre conoceremos mejor a su hijo, y sobre todo la invasión de sus recuerdos que se agolpan de manera muy sentimental en el trascurso del metraje, introducido de una manera muy sutil. Y por supuesto no perdáis el personaje del tío, que es estupendo.
El director y guionista Richard Curtis nos ha puesto en bandeja un poquito de cada trabajo anterior, ya sea como escritor o director, mostrando mucho de «Love Actually» donde el amor es el eje principal, unas gotitas de «Cuatro bodas y un funeral», porque aquí esos eventos también ocurren y además con humor, y el encuentro casual de unas personas en busca del amor también y un poquito de melancolía, mostrándonos al protagonista con esos paseos que tanto me recuerdan a «Nothing Hill».
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