Ya hemos visto la segunda entrega de la trilogía de Peter Jackson, una esperada continuación que no satisface a los fans de El Señor de los Anillos.
Como ya pasara en la trilogía de El Señor de los Anillos hemos tenido que esperar un año para disfrutar de la continuación del viaje hacia Erebor de esta peculiar compañia de 13 enanos, un hobbit y un mago, 12 meses de espera, de inquietud tras El viaje inesperado de la primera parte y de dudas por descubrir si el mago en otro tiempo Peter Jackson era capaz de encontrar la magia que hizo de la primera trilogía una de las mejores aventuras fantásticas de la historia del cine.
El Hobbit: Un viaje inesperado nos dejó repletos de dudas, el inicio de la aventura no llegaba a satisfacer ni a los más radicales Tolkianos, ni a los que buscaban una gran película de aventuras, la sensación de alargamiento innecesario solo era ocultada, parcialmente, por su oficio de entretenimiento pasajero que en ocasiones puede saciar el hambre de cine, pero que en esta primera parte dejaba insatisfecho.
En El Hobbit: La desolación de Smaug no hay dudas de que el entretenimiento llega en dosis bastante más generosas, sin necesidad de explicaciones ni prolegómenos la aventura tarda poco en llegar a la acción, su director especialista en este tipo de saraos nos regala en la primera parte de la película escenas geniales como la secuencia de los barriles, o algún momento especial con los excesivamente digitalizados Legolas y Tauriel, a los que podemos perdonar ciertas licencias cinematográficas en pos de la acción, pero este Peter Jackson comedor de zanahorias ha sido incapaz de encontrar la magia, la chispa que convirtió a El retorno del rey en una de las mejores películas de la historia.
La acción de El Hobbit: La desolación de Smaug arranca con un estupendo prólogo-flashback donde descubrimos las causas por las que Thorin escudo de roble (Richard Armitage) afronta esta aventura. Para justo después llevarnos a la continuación de Un viaje inesperado. Desde ese momento hasta llegar a la guarida de Smaug la cinta es una película entretenida sin más, una cinta de aventuras incapaz de superar la barrera del notable.
La esperada llegada a la cueva de Smaug es recibida con alivio, en ausencia de un personaje tan importante como Gollum y las continuas idas y venidas del imprescindible Gandalf, la llegada del esperado dragón se antojaba fundamental. El público agotado de asistir a la muerte de mil maneras distintas de los malvados orcos esperaba ansioso al anunciado personaje Smaug al que pone voz un soberbio Benedict Cumberbatch, y este tecnicamente no decepciona, su presentación es impecable digitalmente pero esta se alarga hasta convertirse en aburrida, un defecto imperdonable para un personaje llamado a levantarnos de nuestras butacas.
Peter Jackson no acierta en la elección del guión y este sigue dejando la sensación de alargamiento innecesario, las subtramas, algunas casi ridículas, solo consiguen acentuar esa percepción. Es inevitable terminar pensando que un entretenido, pero no muy largo, libro como El Hobbit no se puede convertir en tres películas de casi tres horas, sin ocasionar daños colaterales, ya sea a los más fanáticos de la obra literaria o a los que como yo, podemos perdonar ciertas licencias si el resultado rezuma magia, y este no es el caso.
Una Crítica de cine de Rafael Calderón Luna. Nota: 6,5.
Por fin una persona que se saca el fanatismo de encima , y veo lo que es verdad de la pelicula, no como un comentario de otro articulo en este sitio donde dice que es maravillosa, lo mejor que vio en el año..
NO SE QUE PELICULA VIO, O SERA LA UNICA QUE VIO EN EL AÑO, POR ESO ESA NOTA…
DE 0 AL 100 LE DOY GENEROSAMENTE UN 60 Y ES MUCHO…
DEJO MUCHO PERO MUCHO QUE DESEAR…
Es cuestión de opiniones diversas. Yo tengo clarísimo que está muy, muy lejos de la magia de El Señor de los Anillos, aunque entretenida puede llegar a serlo. Un saludo.