Crítica de Yo, él y Raquel
Actuaciones muy acordes a la temática con un ritmo estupendo, los tres personajes congenian a la perfección, creando una atmósfera perfecta.
Un canto a la amistad de Alfonso Gomez-Rejon, de una manera muy inteligente con la ironía como estandarte.
Cuando la alegría y tristeza se funden en una sensación amarga de digerir se convierte en madurez para muchos, pero bien es verdad que no siempre es inteligible como algo positivo de visionar, pero aquí en Yo, él y Raquel el director Alfonso Gomez-Rejon ha hecho un canto a la amistad de una manera muy inteligente con la ironía como estandarte y eso es lo que hace que el film no se convierta en un melodrama sobrecargado, si no que le ha dado a la comedia un gran peso.
Greg es un chico solitario que le cuesta relacionarse, está en su último año de instituto y ahora tendrá que decidir a qué universidad irá. Sólo tiene un amigo Earl con el que pasa mucho tiempo haciendo películas, como dicen ellos “muy malas audiovisualmente hablando”. Pero todo cambiará en su vida cuando su madre le obliga a tener amistad con una chica que va a su mismo instituto que le acaban de diagnosticar leucemia y a quien quiere que anime a salir adelante.
Crear cine independiente no es nada fácil, y sobre todo si como éste va dirigido al público juvenil, aunque todo hay que decirlo la película admite cualquier edad, la dinámica de la misma y la vitalidad que muestra puede enseñarnos mucho a todos.
Aquí desdramatizar por momentos las tragedias, convivir con las enfermedades y paliar los efectos día a día, es el sello de identidad de los personajes masculinos, aunque por dentro en su fuero interno ni siquiera sepan que lo están haciendo e incluso estén sufriendo más que el resto.
Con los límites que se van viendo en las relaciones los personajes también van recreando en sí mismos los topes que quieren poner en sus amistades lo que aportan cada una de ellas, y sobre todo entender lo que sienten, mucho más allá de lo que pensaban en un primer momento.
Es una cinta de concienciación, de maduración y de la valoración de las personas y de las situaciones que están recreadas en un enclave duro pero no exento de realismo fuera de lo vital y aunque parezca duro decirlo, nos da lecciones de vida que no se olvidan.
Actuaciones muy acordes a la temática con un ritmo estupendo, los tres personajes congenian a la perfección, creando una atmósfera perfecta. Además de fondo Yo, él y Raquel tienen un gran homenaje al cine por los gustos cinéfilos de los protagonistas masculinos y a los que están constantemente haciendo referencia.
La interpretación que realiza el actor Thomas Mann recuerda en muchos momentos al actor Paul Dano en sus actuaciones de comedia, donde la contención y el dinamismo en conjunción son la clave de su buena interpretación.