Michael Clayton tiene claro lo que se le da bien y lo ejecuta con precisión y rapidez, es solucionador de problemas; en su labor de limpiar la mierda de los demás se enfrenta a un caso que va más allá de lo común y puede significar el final de una empresa multinacional de reconocido prestigio.
Partiendo de esta premisa se desarrolla una historia, amparándonos en un inmenso flashback, fangosa y enmarañada que poco a poco, gracias al buen hacer de director, actores y de un buen guión, se va volviendo fluida hasta llegar a un tramo final entretenido, apetecible y muy satisfactorio, con un George Clooney que empieza flojo, como siempre, pero que con el transcurrir de los minutos se nos descubre como el gran actor que es, sobrio y eficaz.
En lo que respecta a los actores secundarios, Tom Wilkinson está sublime, roza la perfección y consigue que la película aumente su dimensión exponencialmente a los minutos que él aparece en pantalla, demuestra que no hay edad para el éxito y como un puñado de papeles malos no definen la calidad de un actor. Bonita y discutida pelea se nos antoja en la elección de actor de reparto. Esperemos que gane nuestro Javier Bardem del cual estoy deseando ver su película.
Tilda Swinton está bien, inquietante y enigmática con actitudes compulsivas que benefician a un personaje ya de por si cautivador.
En fin buena película para visionar tranquilamente, difrutar de su trama, que se sirve en cuentagotas, y que la convierte en el vehículo ideal para el lucimiento de su reparto y para el entretenimiento del espectador.
7.2 sobre 10