Vaya semanita de desgracias que llevamos, Mario Monicelli, uno de los maestros de la comedia italiana, se suicidó ayer arrojándose desde la planta quinta del Hospital San Juan de Roma, donde permanecía ingresado aquejado de un cáncer de próstata en fase terminal. Tenía 95 años y más de cuarenta películas en su haber. Según las primeras informaciones, el cineasta aprovechó que se había quedado solo en su habitación tras someterse a una terapia por su enfermedad para saltar desde la ventana. Las muestras de dolor y apoyo a la familia se han sucedido nada más saberse la trágica noticia e importantes personalidades de la cultura y la política italiana han expresado sus condelencias.
Yo, que lo conocía profundamente y sabía de su gran dignidad y de su deseo de ser siempre independiente y autónomo, puedo entender este gesto. Últimamente había perdido también la vista, pero hasta el último momento había sido capaz de andar perfectamente. En definitiva, una persona sana que no toleraba la idea de poder depender de nadie.
Comentó el productor cinematográfico Aurelio de Laurentiis, quien trabajó junto a Monicelli en multitud de ocasiones. El director además tuvo ocasión de compartir plató con destacados protagonistas del cine italiano como Alberto Sordi, Totò, Vittorio de Sica, Sofía Loren, Marcello Mastroianni, Vittorio Gassman y Ornella Muti, entre otros. Uno de sus mayores éxitos es ‘La gran guerra’, de 1959, hecha en clave cómico-patética y que cuenta la historia de dos soldados cobardes que acabaron muriendo como héroes. La película ganó el León de Oro del Festival de Venecia y fue candidata al Oscar.
Fuente| Fotogramas