Uno ve el título, «Amor Verdadero» y piensa: vamos a lanzarnos a un abismo pastelero de historias de amor empalagoso, pero claro si la propuesta nos viene de la mano de Manu Ochoa, director de cine independiente y de autor, vemos que el resultado no es otro que ver lo absurdo del ser humano ante cualquier situación planteada y como no ante una prueba de amor.
Cuando veáis la película os reiréis porque llamarle prueba de amor a que te estén dando golpecitos en la cabeza durante un mes es para pensar que esa persona se ha dado ya antes un golpe en la cabeza de antemano y no sabe muy bien lo que va a hacer.
A mi directamente 30 días con golpecitos me parece tal martirio chino que desde el primer día estaría ya con las uñas puestas en pie de guerra, pero claro aquí hay algo más, dinero en juego. ¿Qué estamos dispuestos a hacer por dinero?, esa es la pregunta, perder la paciencia y sacar todo lo escondido dentro de nuestros pensamientos más oscuros.
Como siempre su guión esconde mucho más de lo que parece a primera vista, una sociedad solitaria en busca de sentimientos que perdió un día pero en los que sigue creyendo, pero haciéndolo de manera absurda porque al final se ve como el ser humano no es tan racional como parece y tendemos a realizar las mayores tonterías en la vida, una promesa un conjuro cualquier cosa por conseguir lo deseado.
Cuando queda patente que al final es mejor dejar pasar el tiempo y ver como todo evoluciona con la tranquilidad de horas, la vida viene casi impuesta solo cada uno con la elección de muchos de nuestros actos elegimos nuestro destino que se nos va mostrando con distintas vertientes a elegir, todo se trata de estar en el lugar y en el momento adecuado con el corazón y la mente abiertos.
Esta es la tercera película de Manu Ochoa, donde con el paso de sus grabaciones va perfeccionando algunos aspectos; la fotografía es algo que cuida al milímetro y es verdad que en todos los tramos que se muestra la naturaleza el enfoque es digno de alabar, esa nitidez donde el reflejo de la luz puede dar en una botella bajando por el cauce de un rio, con un piedras es una gran metáfora de la vida fluyendo cual devenir de los actos, pero impresionantemente bien plasmado con una luz estupenda trasmitiendo vitalidad y un amor por su trabajo a la vez que ese personaje que tira esas botellas al rio, escribe y reescribe unas cartas de amor no al uso, pero si con esperanza, un amor que nunca sabe si vendrá pero que denota el amor por esas aguas, por ese pueblo.
Porque al final aquí no solo hablamos de un amor por otra persona como se cabria de esperar se habla también de los mitos, del amor por los lugares, por los recuerdos y por los anhelos, y pone al límite a los personajes para saber hasta qué punto está dispuesto a llegar. Una reflexión sobre la existencialidad humana y sobre lo que finalmente queremos.
Una crítica constructiva y destructiva al mismo tiempo sobre los estudios sociológicos, esos que están tan de moda y que nos pautan que nos gusta y que no nos gustan al mundo en general, sin tener en cuenta que todo es relativo en esta vida, dependiendo de cada momento. Estamos inmersos es una sociedad que se fija en una materialidad y conductas físicas que no nos dejan valorar otros aspectos, lo humano, algo que se desgrana con el comportamiento de alguno de los personajes. Una gran meditación sobre los valores humanos pero sin ser trascendental en el desarrollo del guión, sino más bien pizpireta y animado para darle algo de vitalidad.
“Amor verdadero” se estrena este próximo día 7 de Junio y estará tanto ese día como el 8 y 9 en la Sala Artistic Metropol, cine que se está caracterizando por estrenar películas de cine de autor independiente españolas.
Manu Ochoa ya tiene más proyectos, «Elvira» que se estrena el 20 de Septiembre y «Gafas de ver» otra de sus obras está en post producción y ahora mismo se encuentra inmerso en el rodaje de “1000 Sonrisas”, su capacidad creativa no para.
Una Crítica de Cine de Susana Peral.
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