Crítica de ¿Te acuerdas de mi?
Una historia llena de sentimientos y de emociones escondidas…
Una historia llena de sentimientos y de emociones escondidas que pasa de la comedia al drama sin que uno se dé cuenta.
Puede que una simple frase que hemos oído muchas veces pueda describir una película después de haberla vista y además darle aún más significado si cabe, “Los científicos dicen que estamos hechos de átomos, pero a mí un pajarito me contó que estamos hechos de historias” de Eduardo Galeano, contiene la clave exacta de ¿Te acuerdas de mí?
En ¿Te acuerdas de mi? el director italiano vuelve con otra comedia, la segunda, pero ahora incorporando unos toques muchos más humanos y sensibles pero para nada busca el melodrama. Si no plantea preguntas ante situaciones y vicisitudes que la vida a veces nos marca por enfermedades que aunque parezcan muy, muy complicadas se pueden tratar y convivir con ellas, aquí hay un retrato de normalidad ante las situaciones que se muestran
Bea y Roberto siempre se cruzan en el portal de su psiquiatra. Él se enamora a primera vista, y ella no es consciente ni siquiera de su presencia. Ambos van a terapia por distintos temas, ella es narcoléptica y él cleptómano. Ella necesita de su libro rojo para recordar, con él va a todos los lados, pues sufre fuertes ataques de amnesia, y ahí es donde están todos sus recuerdos. Tienen cosas en común ella es profesora de secundaria y él un escritor de cuentos realistas para niños imposibles de publicar. Al final las líneas de sus vidas se cruzarán pero no saben por cuanto tiempo.
Una historia llena de sentimientos y de emociones escondidas en cada toma, en cada situación y que incluso conteniendo esos cambios constantes de ritmo pasando de la comedia al drama sin que uno se dé cuenta, pero viendo inmerso del todo en cada uno de los géneros sin rechazarlos, es más complementándose a la perfección.
Desde distintos puntos de vista el director ha profundizado en el ser humano, en su bondad y en su contrapunto, el egoísmo por sí mismo y egocentrismo, visiones distintas de la vida que a cada uno le da la felicidad. Personalidades distintas se enfrentan a situaciones similares y la cinta nos plantea como cada uno vive la suyo dejando al descubierta su verdad, para bien o para mal.
Una historia de amor de fondo, tratado y forjada con temática de enfermedades, sin tener un final previsible, es decir feliz, si contenta al espectador, es esperanzadora en su toma final lo deja abierto para que cada uno se plantee esa duda final existencial de cómo puede uno reaccionar ante los sentimientos y ante las evidencias.
Está tratado con sensibilidad, con humor con gran tino en los diálogos y con unas imágenes que en su conjunto están muy bien montadas y dan una dinámica buena para una comedia con sus puntos exactos y parones para entrar en el drama pero sin dejarse abatir.
Aborda la realidad desde muchos sentidos, desde tener los pies en la tierra con respecto a las enfermedades, matizar el tema de los cuentos infantiles dándoles en toque de la realidad tratando a los niños con normalidad y no como si no comprendieran la vida.
Examina las distintas relaciones humanas que se plantean, tanto de amistad como de pareja y lo hace con la objetividad del paso del tiempo, y sobre todo que la cinta rebosa humanidad y eso es de agradecer.