Crítica de Regresión
Alejandro reinventa ciertos cánones del género y nos entrega un ejercicio, que aún con sus defectos, sirve para demostrar una vez más el inmenso talento del director español
El director español da el pistoletazo de salida al Festival de San Sebastián con una película que se adentra en el género del terror pero para reescribirlo.
Alejandro reinventa ciertos cánones del género y nos entrega un ejercicio, que aún con sus defectos, sirve para demostrar una vez más el inmenso talento del director de Tesis, Los Otros o Mar Adentro.
La trama de Regresión nos lleva hasta Minnesota, el estado del medio oeste americano, en el año 1990, donde un detective Bruce Kenner (Interpretado con solvencia por Ethan Hawke), emprende la investigación del caso de Angela (Emma Watson, algo sosa, como siempre la ex-Harry Potter), una joven que acusa a su padre (David Dencik) de un crimen deplorable. Kenner, con la inestimable ayuda de un psicólogo (David Thewlis), descubrirá que tras este caso hay una conspiración siniestra.
Alejandro Amenábar se adentra una vez más en Regresión en cierta crítica a las religiones, sobretodo a la religión católica, como ya hiciera en Mar adentro o Agora, convirtiendo esta crítica en el leit-motiv de la película, pero con la variante de no atacar a la institución en si, sino a sus miembros más creyentes. Pero el espectador descubre pronto que debajo de ese discurso tenemos una variante de lo más maligna, los abusos sexuales contra niños.
Amenábar reinventa los cánones del terror, para descubrir el otro lado utilizando el arma de la coherencia narrativa, lo que da empaque y solidez al conjunto.
Pero, por desgracia Regresión tiene también alguna debilidad que no pensamos desvelar (Libreme el destino de los spoilers), y un final algo impreciso que termina afeando la película.
Aún así estos defectos no logran desvirtuar una obra bien narrada de uno de los grandes de nuestro cine.