Un divertido Chris Hemsworth, convertido para la ocasión en particular hombre objeto, y el cameo de Bill Murray, miembro del reparto original, destacan en este mediocre reboot 2016 de Cazafantasmas.
Crítica de Cazafantasmas
Cazafantasmas, el largometraje dirigido por Ivan Reitman, se han convertido en un pequeño clásico del cine comercial de los añorados ochenta, especialmente entre aquellos que fueron niños y adolescentes en aquella época. Su fórmula era simple y efectiva: mezclar una historia de fantasmas con el humor de algunos destacados actores que se dieron a conocer gracias a la televisión.
El resultado fue una divertida comedia fantástica un tanto gamberra que se prolongó en una secuela, una serie animada para la pequeña pantalla, cómics o videojuegos, entre otros productos inspirados en la cinta y sus personajes.
Más de tres décadas después, Paul Feig realiza una particular revisión de aquella historia, aunque sin hacer un remake propiamente dicho del largometraje que triunfó en taquilla. No obstante, el argumento es prácticamente el mismo: un grupo de exterminadores que pretende acabar con los espíritus poco amistosos que invaden Nueva York.
La novedad principal viene del sexo de las protagonistas, que ahora son mujeres, y la época elegida, la segunda década del segundo milenio. Lástima que el filme no sea tan divertido como su referente y carezca del encanto de su modelo.
Feig, con la ayuda en el guion de Katie Dippold, lleva la trama a su terreno: esa comedia femenina algo desmadrada que tanto éxito comercial le ha proporcionado en títulos como la estupenda La boda de mi mejor amiga y la mediocre Cuerpos especiales. Por desgracia, la película se parece más a la segunda que a la primera.
Feig convierte su largometraje, como lo hiciera el original, en una sucesión de gags, aunque muy pocas veces logra las carcajadas. Hay un abuso del humor de trazo grueso que quiere ser gamberro y acaba siendo, salvo honrosas excepciones, bastante pueril.
Por otra parte, no saca provecho del talento para la comedia de Melissa McCarthy, Kristen Wiig o una sorprendente Kate McKinnon por culpa de unos personajes sin el carisma de los que poblaran el original.
A todo ello hay que añadir una falta de ritmo preocupante, una ausencia de imaginación a la hora de crear las fantasmales apariciones y la inclusión de una cargante Leslie Jones, una mala versión en femenino de Eddie Murphy o Chris Rock.
Pese a todo, Cazafantasmas (2016) no acaba de ser un completo descalabro por algún chiste afortunado; la divertida interpretación de Chris Hemsworth, que se ríe de su imagen de hombre objeto, y los descacharrantes cameos de los protagonistas originales, especialmente el de un genial Bill Murray.
Crítica de Julio Vallejo Herán.
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