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Wild Rose cuenta mucho más con las miradas que con las palabras, que son muy impulsivas y que salen mucho más de las entrañas que del corazón, que al final es lo que busca en cada protagonista, pero que cuesta sacar porque los personajes son herméticos en muchos momentos.
Llega el verano y nuestra cartelera se llena de películas destinadas a entretener, y además de contar con las películas de animación enfocadas para los más pequeños, aparecen esas propuestas donde la música es una protagonista más. Una de ellas es Wild Rose de Tom Harper, con la música como gran protagonista.
Wild Rose ahonda en la necesidad de vivir la pasión que se tiene, sueño versus realidad. Pero además la película contiene todos esos toques para la cinta llegue al corazón, historia de familia y de superación, con la palabra comprensión de la mano.
Rose-Lynn acaba de salir de cárcel y tiene que retomar las riendas de su vida con 23 años. Tiempo atrás dejó a dos hijos, una madre, talento y un sueño por cumplir, que no era otro que dejar su ciudad, Glasgow, y convertirse en una cantante de country. Ahora la realidad es muy distinta, pues sus hijos ahora están distanciados emocionalmente de ella, su madre quiere que admita la realidad y sus responsabilidades, y su sueño de ser cantante es una meta difícil de alcanzar. Ella tendrá que decidir qué camino tomar, la música o la familia.

Un guion que profundiza en lo que se idealiza en la vida, en las metas reales que finalmente se logran con todas esas piedras en el camino. Poco a poco va desgranando como los errores no son únicos, pero sí necesarios para la vida y el propio desarrollo personal, lo enfoca en varios personajes, pero ante todo en el principal.
Wild Rose cuenta mucho más con las miradas que con las palabras, que son muy impulsivas y que salen mucho más de las entrañas que del corazón, que al final es lo que busca en cada protagonista, pero que cuesta sacar porque los personajes son herméticos en muchos momentos.
Tom Harper en dirección y Nicole Taylor han sabido extraer la esencia de la actriz Jessie Buckley, que da al personaje el carisma necesario en cada fase de su evolución personal y de esos giros que va teniendo en todo momento. Es espontánea, y rebosa credibilidad, algo que se agradece en su interpretación.
Aquí la industria musical aparece pero en otra escala, con una faceta mucho más humana y pintándola mucho más idílica que en otras propuestas que hay, y habrá en cartelera, unos pensarán que es complaciente y otros realista con respecto al éxito, que cada uno juzgue tras su visionado, es algo que plasma que queda a libre interpretación, pues la cinta se centra mucho más en la protagonista y en su lucha interior y sacar su verdadero yo, a golpe de realidad.
