Puntuación:
El impresionante trabajo de Manolo Solo y Laia Manzanares se convierte en el mejor efecto especial de este interesante e irregular filme de suspense.
Internet y las redes sociales han permitido que muchos usuarios se oculten tras una identidad que no es la suya. En muchas ocasiones lo hacen con intenciones delictivas, que incluyen el acoso sexual, especialmente a menores de edad. Es el denominado grooming.

Precisamente esa práctica ha dado título a la obra de teatro de Paco Bezerra que ha inspirado a su vez a La desconocida, el largometraje de Pablo Maqueda, autor de Manic Pixie Dream y el estupendo documental Dear Werner. El cineasta madrileño, con la ayuda del propio dramaturgo y Haizea G. Viana, nos muestra la particular relación que se establece entre un hombre de mediana edad y una joven en un parque después de conocerse en la red de redes. Poco a poco, somos conscientes del acoso de él sobre ella. Sin embargo, ambos están lejos de ser quién dicen ser.
Maqueda cuenta con una estupenda pareja protagonista que se convierte en uno de los puntos fuertes de la película. Manolo Solo borda ese papel de depredador que resulta ser un hombre patético y cobarde que se oculta tras la personalidad en Internet tras un perfil de adolescente, mientras que Laia Manzanares imprime misterio a esa chica que es bastante más de lo que aparenta.

Quizá por la gran labor de ambos lo mejor de este largometraje se encuentre en la primera mitad del filme, cuando asumimos su particular duelo interpretativo entre ambos. Es precisamente cuando se desvelan algunos de los secretos de los personajes y aparecen los flashbacks cuando la película pierde bastante tensión, aunque permita perfilar la verdadera personalidad de sus dos protagonistas. Tampoco ayuda demasiado la inclusión del personaje de la mujer del protagonista masculino, esbozado de manera demasiado esquemática a pesar de estar interpretado con verosimilitud por Eva Llorach.
En resumen, La desconocida es un buen thriller sobre las falsas apariencias que, sin embargo, no logra estar a la altura de las cintas de Alfred Hitchcock, todavía el maestro del suspense.
