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Una sobreactuada Nicole Kidman protagoniza una aburrida y pretenciosa película sobre el oscuro deseo sexual de una directiva madura.
El británico Adrian Lyne se convirtió en los ochenta y noventa del pasado siglo en un cineasta especializado en cintas de erotismo light interpretadas por grandes estrellas de Hollywood. Ahí quedan títulos como Nueve semanas y media, Atracción fatal, Una proposición indecente, Lolita y, ya en el segundo milenio, películas como Infiel o Deep Water. Proveniente del mundo de la publicidad, el realizador optaba por un estecismo de anuncio de colonia o de videoclip que no ocultaba lo endeble de sus historias. Todo ello, eso sí, acompañado frecuentemente con una banda sonora repleta de temas pop.

Halina Reijn, actriz reconvertida en directora que ha firmado títulos como Instinto o el terror juvenil Muerte, muerte, muerte, parece coger su testigo en Babygirl. Firmante también del guion, la realizadora nos presenta la historia de una alta directiva madura, que insatisfecha de su vida sexual con su marido, busca emociones fuertes con un becario mucho más joven que la provoca.
Reijn convierte su película en un vehículo al servicio de Nicole Kidman, que aprovecha para utilizar todas las muecas presentes en su catálogo interpretativo. De paso, la directora dota al conjunto tono aséptico, lleno de escenarios lujosos y fríos, que parece ir en contra del sofocón que pretende causar al público. Todo ello adornado de canciones pop, entre las que destacan algunas firmadas por George Michael o INXS, para adornar los diversos momentos de sumisión a los que se somete la protagonista por voluntad propia.

Harris Dickinson en Babygirl. Crédito: A24
La cineasta pretende ofrecer una cinta de erotismo que indague en los oscuros instintos femeninos, pero solamente logra realizar una versión más machista de lo que aparece a simple vista. El personaje de Kidman se comporta en muchos momentos como lo haría un hombre con poder y no duda en imponer su fuerza de la misma manera que lo harían los varones. Algunos nos preguntamos si algunas de sus decisiones se podrían considerar como acoso, aunque Reijn nunca lo muestre de manera negativa.
Por otra parte, el guion no perfila demasiado los personajes del joven amante, interpretado por un esforzado Harris Dickinson, y el marido, encarnado por un Antonio Banderas que hace lo que puede en un personaje poco desarrollado. A todo ello hay que añadir la nula progresión dramática del conjunto.

Harris Dickinson y Nicole Kidman en Babygirl. Crédito: A24
En definitiva, Babygirl pretende sumarse a las películas y libros de erotismo supuestamente femenino, como la infame serie 50 sombras de Grey, aunque pretenda ir más allá de ellas sin conseguirlo.