Crítica de cine de la película «Una Pistola en cada mano».
Película intimista no recomendada para menores de cuarenta, y digo esto por que igual alguien que no esté en esa franja no le aporte mucho. Tiene una carga emocional y sentimental aceptable con un sazonado de comedia. En ella se refleja muy claramente esa crisis que se acentúa a esa edad, aborda temas de actualidad que nos tocan muy de lleno. Aunque en esta última cinta se haya quedado un poco corto, se ha sabido rodear de los mejores. Estamos ante una de la mejores película del 2012.
Gay vuelve al formato de «En la ciudad» con historias en este caso en cinco que actúan como cortos temáticos. Las historias abordan temas como la soledad, la falta de comunicación, el miedo a afrontar la realidad, la importancia de la amistad, el adulterio, los secretos de pareja y la intimidad, entre otros, con diálogos que en algunas ocasiones se hacen largos y demasiado educados, echando en falta pasión para hacerlos creíbles, no en vano la calidad de los actores lo amortiguan ya que el elenco es de primera.
La primera historia de «Una pistola en cada mano» es de un reencuentro entre Leonardo Sbaraglia y Eduart Fernández donde se empiezan a contar toda su vida desde la última vez que se vieron hacía años, uno lo tiene todo pero tiene que recurrir al psicólogo por que se siente vacío y en cambio el otro no tiene nada pero se conforma y vive apaciblemente. Se nota en los personajes de esta historia una gran falta de emoción, no reaccionan de manera pasional a ese reencuentro después de tantos años, el guión es muy flojo.
En la segunda historia Javier Cámara se da cuenta que la mujer de su vida es en realidad su exmujer interpretada por Clara Segura e intenta volver a conquistarla, esta historia si está llena ternura y emotividad, donde se refleja claramente la capacidad del ser humano a equivocarse, aquí si hay un guión más rico en contenido y un trabajo magnifico de Clara la menos conocida del reparto, pero a tener en cuenta, por que solo con la mirada es capaz de trasmitir todo.
Ricardo Darín y Luis Tosar protagonizan la tercera historia y quizás la menos trabajada, cuesta creer que se aborde un tema como el adulterio con tanta frialdad, sin un atisbo de pasión por parte del agraviado, no fluye la química entre los protagonistas y dejan al espectador frío.
Candela Peña y Eduardo Noriega protagonizan quizás la más cómica de las historias de «Una pistola en cada mano», donde él intenta conquistar a su compañera de trabajo. Se crea una situación muy graciosa que da un respiro en cuanto a la carga dramática a la cinta, Candela Peña está fantástica, los diálogos de está historia son muy frescos y con una gran dosis de humor. Por último aparece Alberto San Juan con Leonor Watling por un lado y Jordi Mollá y Cayetana Guillén Cuervo por otro. En esta última viene con la moraleja de hacernos ver como nos desnudamos emocionalmente más con los demás que con quien tenemos al lado realmente. Gay lo consigue.
Quizás le falte a la película haber ahondado más en un tema tan interesante como el de los hombres cuando vuelven de nuevo a la adolescencia, por poner una metáfora a como nos comportamos cuando alcanzamos la cuarentena, aun así la película está entretenida y refleja perlas en las que espectador se puede ver identificado con alguna de esas escenas. Ya solo por ver el reparto de actores españoles que aparecen merece la pena ver «Una pistola en cada mano».
Una crítica de cine de Antonio Arenas. Nota un 6.
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