Ya podéis leer la Crítica de esta interesante película dirigida por el francés Claude Miller y protagonizada por Audrey Tautou.
Este pasado viernes 20 se ha estrenado en cines la última película del director francés Claude Miller, «Thérèse D» basada en la novela homónima de François Mauriac; ya en el año 1962 esta misma obra fue llevada a la gran pantalla por George Franju.
No es la primera vez que el director Claude Miller adapta una novela dentro de su extensa filmografía, ya lo ha hecho en otras ocasiones, y en lo que también repite es en participar en el guión, algo que siempre hace en sus películas y desde luego con muy buen gusto.
Thérèse (Audrey Tautou) una mujer aventajada y moderna para sus tiempos, comienzos del siglo XX, pero que finalmente se casará con quién le imponen, Bernard (Gillrd Lellouche) el hermano de su mejor amiga de la infancia, ya que juntando sus familias tendrán las mayores hectáreas de pinos de Las Landas, población del suroeste de Francia. Pero Thérèse no acepta de buen grado estar enclaustrada y encorsetada en una vida y sociedad que no van con ella, dónde los mandatos son obedecer al marido; por ello intentará librarse de esa barrera que no es otra que Bernard, sin saber que sus actos tendrán sus consecuencias.
Una interpretación magnífica de Audrey Tautou, nadie lo duda, además en «Thérèse D.» está fuera de su registro habitual de la comedia. Eso sí, no pude por menos desde el primer momento, y viendo las fechas que se me mostraban y los años avanzados en la historia, como era posible que esta actriz de 37 años pudiera interpretar el papel de una joven de 20 ó 21 años.
Esto no le quita merito a su actuación pero sí que es verdad que la miras con otros ojos, porque su cara se delata, cuenta su verdadera edad, y si sus gestos e interpretación están dotados de una gran maestría y sobriedad que en este caso incluso puede ser propia de su experiencia ya trillada en los escenarios, aún así lo dicho ella está impecable, marcando con su mirada cada frase, cada enfoque, cada sentimiento.
Un argumento lleno de tabúes, de apariencias, de engaños y de hipocresía en un vida compleja y vacía que no se llena ni con los tejemanejes de la mente tan enrevesada que posee el personaje principal que no para de maquinar con todo lo que tiene a su alrededor, pero que finalmente ni lo que hace, logra y consigue le acaba llenando.
La obra delinea una familia conservadora, pero asfixiante que no deja que sus miembros vivan en una libertad propia imponiéndoles unos cánones a seguir, establecidos por la sociedad en la que se encuentran instaurados por su nivel social. Algo a lo que no se acostumbra todo el mundo, y por lo que vienen todas las desavenencias que no parecen tales porque no se cuentan, no se comentan, sólo se elucubran en una mente y se intenta poner un fin al respecto, pero no de muy buenas maneras, hay veces que hay que cortar por lo sano, pero hablando o con otro talante, no como se realiza en este caso.
El final es un tanto abierto a mi parecer, porque el guión deja al espectador imaginar o pensar si realmente los hechos acontecidos han marcado más a alguno de los afectados, o si además han sido perdonados. Lo que se ve claramente, que no hay un ganador y un vencido porque todos llevarán en cierta manera su penitencia.
En «Thérèse D.» hay que elogiar la ambientación, el vestuario, la caracterización de la época en la cual está basada, está muy bien logrado y conseguido, logrando trasmitirte esa sobriedad y estiramiento propio de una rancia burguesía acomodada de antaño.
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