Esta semana con motivo del estreno De tal padre, tal hijo os traemos un especial de su director, el japonés Hirokazu Kore-Eda.
Este talentoso director nos pone en bandeja una obra que lleva su sello.
Una obra para la reflexión para disfrutar en cuanto a imagen y narración y por supuesto por su contenido.
Además también en Cineralia hemos podido asistir a su Master Class impartida en la Cineteca de Madrid en el marco de la Semana del Cine Internacional de Madrid, que ha tenido lugar esta semana y donde se puso una retrospectiva de toda su carrera cinematográfica.
Kore-Eda no estudió cinematografía, si no que curso para ejercer de novelista y de hecho sus estudios se terminaron pero en ese proceso descubrió que no era lo que quería, que lo que había elegido en sus clases le aburrirán y se pasaba las horas de universidad metido en el cine donde descubrió a directores como Fellini, Rosellini, Truffaut y Ozu entre otros. Pensó volcar sus estudios en guionista pero le gustaba la imagen y por ello comenzó a dirigir series de televisión, según el todo esto no fue una decisión profunda, si no que se fue llevado por las circunstancias.
Es bonito oír de su boca que como influencia tiene a un director español, que no es otro que Víctor Erice, declara que le gusta la forma de tratar los sonidos por parte de este director y que intenta aprender de él. Además en el principio de su carrera tuvo la influencia de directores como el taiwanés Hou Hsiao-Hsien y el griego Theo Angelopoulos, aunque ahora mismo no se fija en ningún otro director si no que prefiere tomar su iniciativa y tener su personalidad en su trabajo.
Para muchos su cine se empapa de las películas de su compatriota Yasujiro Ozu, pero el director no cree que todo esto sea así, y le sorprende que estas comparaciones las hagan en Europa, pero no en otros lugares.
Kore-Eda es un hombre sencillo, donde su humildad es tan apabullante que es algo que te hace admirarle más todavía si cabe. No tiene problemas a la hora de contestar a todas las preguntas y en ellas desde luego encontré la clave que siempre había buscado para entender el fondo de sus películas.
Toda su filmografía no es que sea muy alegre, todo sea dicho, marca unas vivencias y una realidad dura, un entorno familiar distante y la muerte como punto de referencia en muchos de sus guiones, pero todo esto se entiende sobre todo la relación que hay en sus películas con la figura del padre, cuando él te cuenta que su infancia fue dura, que su padre no aportaba nada en la familia, sin tener ni siquiera trabajo y que todos los hermanos fueron criados por su madre. Muchos de sus trabajos enfocan a padres, no todos pero casi todos, distantes y despreocupados.
Sobre todo en Still Walking refleja a una mujer en la sombra pero dirigiendo la familia, quizás sin quererlo todo un homenaje a su madre. Dice que desde muy joven se quiso independizar por los problemas en su hogar, y por esos muestra a los niños casi sin infancia y con una vida dura, fiel reflejo de la suya propia.
Posee una forma muy particular de realizar sus películas y guiones a la par que complejas, escribe los guiones en viajes y en el mismo hotel donde el director Yasujiro Ozu escribió durante seis meses el guión de Cuentos de Tokio, el dice que solo puede estar quince días que más le es imposible. Se declara como uno de los guionistas que más revisa y cambia lo escrito hasta 30 veces puede hacerlo, es conciso y meticuloso tanto hablando como escribiendo porque en cada pregunta reflexiona lo que va a contestar.
Su método de trabajo es lo que ya hemos dicho antes , pero todo escrito a mano, después su ayudante lo pasa al ordenador, y cuando el guión está completo a grabar, el trabajo que hace cada día lo edita por la noche, y por esta razón piensa que no mucho más tiempo puede tener este ritmo de trabajo ya que cuando está rodando su vida es solo eso. Nos contó que posiblemente así pueda seguir trabajando diez pero no más.
No es un director que meramente se haya quedado en la ficción, si no que en su carrera cinematografía ha profundizado en el documental y en las series de televisión. Aunque lo más reconocido son sus largometrajes por su intensidad y su trascendencia mental, son películas que no dejan indiferente en cuanto a temática e invitan a la reflexión.
Moborosi (1995) fue su primer largometraje un drama donde la soledad y la muerte tienen un papel importante. Después le sigue After Life (1998) donde vuelve a contar con la muerte y los recuerdos como foco principal del guión. Distance (2001) no es otra que un gran homenaje a todos aquellos que murieron por culpa de una secta apocalíptica, por lo que vemos que el fin de los días también se ven reflejados.
En el 2004 Kore-Eda rueda Nadie Sabe donde comienza a dar importancia a los niños y a la independencia de los mismos con sus responsabilidades a su corta edad. Queriendo profundizar un poco en la comedia rueda Hana (2006) la historia de un samurái que debe vengar la muerte de su padre pero no sabe usar la espada, otra vez el padre como eje de su guión.
Pero para ver un relato conmovedor sobre la familia nos tenemos que detener en Still Walking (2008) donde delinea las diferencias generacionales entre padre e hijo y la influencia de la madre en la familia japonesa. Air Doll (2009) es quizás la más fantástica dentro del género de sus películas pero donde la soledad y el amor juegan un papel importantísimo. En el 2011 ya haciendo sido padre en cierta forma narra un cuento donde los niños son los protagonistas y las distancias no existen en Kiseki (Milagro), y aquí como en muchas de sus películas el tren es un personaje más, como él dice. “Es el medio de transporte que conocí en mi infancia e intento reflejar lo que conozco”.
En su última propuesta De tal padre, tal hijo, Kore-eda hace un muy interesante retrato de dos familias unidas por una fatalidad. AQUÍ podéis leer la crítica al completo.
De tal padre, tal hijo la distribuye en España Golem Distribución, al igual que sus tres anteriores películas, la distribuidora considera a este director una apuesta segura en taquilla.
Un Especial de cine de Susana Peral.
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