No es la primera vez que el actor John Turturro se pone detrás de la cámara, además en Aprendiz de Gigoló dirije a uno de los grandes a Woody Allen.
Murray (Woody Allen) ha perdido su negocio, una librería, anteriormente a su amigo Fioravante (John Turturro) le ocurrió algo parecido, pero el sobrevive trabajando en estos momentos en una floristería. Murray después de una visita a su dermatóloga viene con una idea en su cabeza, esta mujer quiere hacer un trío y busca a un hombre con experiencia, y él piensa en su amigo y montar así un pequeño negocio de contactos, eso sí por supuesto el llevándose una parte de los beneficios pues es el autor material de la ingeniosa idea.
Virgil y Bongo, sus nombres profesionales no hubieran pensado nunca que este negocio diera para tanto pero Virgil tiene mucho éxito con las mujeres, y las clientas aumentan. Todo esto va de maravilla hasta que Fioravante tiene que hacer salir de su burbuja a una viuda judía, y ahí sus sentimientos cambian.
Si tuviera que definir con una palabra Aprendiz de Gigoló lo tendría fácil, lineal, es una película sin ningún sobresalto, donde los minutos pasan igual, y aunque bien es verdad que hay momentos que parece que te va a sacar una sonrisa, finalmente solo se queda en eso, en casi.
Que Aprendiz de Gigoló está bien dirigida, si, que tiene unos buenos actores, también, pero que le falta algo para llegar a un buen calado por supuesto. En todo momento, ese dúo de actores, como son Woody Allen y John Turturro que muchos tenderían a pensar que la química rebosaría, no es así, o al menos yo lo no lo capté, si hay algo más es por Allen que por la otra parte, porque su papel es tan constante sin variación que pasa inmutable, y bien es verdad que hay momentos en los que le hubiera sentado bien un poquito de vidilla y chispa al personaje de Turturro, que se hace finalmente soso.
Si en la parte masculina tenemos a dos grandes, que supongo que a muchos gustará, también en Aprendiz de Gigoló tenemos un plantel femenino bien completo Sharon Stone, Sofía Vergara y Vanessa Paradis, cada una con un perfil totalmente distinto las dos primera alocadas y desenfadas (para los fans de Sharon Stone destacar que su papel recuerda por momentos a Instinto básico y a alguna que otra secuencia de la misma) y Vanessa Paradis, un papel mucho más comedido y enigmático que desarrolla a la perfección, siempre esta actriz con un halo de tristeza en su mirada que aquí tan bien le va.
Hay un enfoque claro y directo a diseccionar la comunidad judía que en esta película se refleja, sus costumbres, sus leyes y su vida en general y sobre todo en el hecho particular de relacionarse o no con el resto de personas. Ahí bien es verdad que Woody Allen sí que hace un buen ejercicio narrativo buscando los recovecos de la gente, incidiendo en pequeños detalles y me gusta mucho como comienza la historia existente entre Turturro y Paradis, personalmente el papel de la actriz es el que más me llega, quizá porque es el más frágil pero a la vez más fuerte, y con unas ideas escondidas pero claras.
Un punto a favor de Aprendiz de Gigoló es la combinación de imágenes y música, las sintonías son excelente y pegadizas, raro sería que en una película de estos dos grandes la música no fuera destacable siendo unos enamorados de ella.
Finalmente podemos definir Aprendiz de gigoló como una búsqueda de la felicidad, a nuevos retos personales y encontrar un camino en la vida, de manera poco sui géneris, pero que seguramente no diste tanto de la realidad, pues las locuras en la vida son el punto que le falta a la monotonía diaria para sobrevivir.
Creo que lo que sucedió lo refieres en un párrafo. No lo captaste.
De todos modos se nota que la disfrutaste. Salud