viernes , febrero 14 2025

Crítica de El Tiempo de los Amantes

Muchas películas hemos visto, de dos personas que se conocen en un tren, cada cinta luego navega en distintas vertientes. En esta contamos con la dirección y guión de Jérôme Bonnell y dos grandes actuaciones de dos maestros de la escena Emmanuelle Devos y Gabriel Byrne.

El tiempo de los amantes avanza en reencuentros escurridizos que cada vez unen más a los protagonistas.

Crítica de El tiempo de los amantes

Dos desconocidos intercambian miradas y unas breves frases en un tren. Alix es una actriz que tiene pendiente de un hilo su trabajo y próximos proyectos así como su vida sentimental. Doug es un profesor de literatura en Londres que vuelve a París para un entierro de una de sus mejores amigas. La necesidad de olvidar sus vidas actuales harán que se esa pequeña atracción entre ellos una gran evasión e huida hacia delante.

Ambos protagonistas de El Tiempo de los Amantes esconden en su corazón una razón por la que tener esa extraña mirada melancólica que les atrae mutuamente, algo que a priori no quieren sacar pero las pocas horas que tendrán, intercaladas por sus escapadas y sus reencuentros en un día, harán de la complicidad un hecho revelador para cada uno, ¿pero cuál será el final de esta pequeña aventura?

El director ha sabido utilizar la música clásica más popular en un arma contundente en el guión, acompañando a esas imágenes magnéticas y cautivadoras de dos personas perdidas y en busca de una solución que no saben si vendrá y cuando.

La cámara por momentos sigue a los protagonistas como un voyeur insistente, en busca del interior de cada uno de ellos, sobre todo la parte femenina, muchos primeros planos, por momentos excesivos, una recreación a veces lenta pero necesaria para una historia íntima y reflexiva, en busca de la identidad de uno mismo, de una verdad y del descubrimiento interior de los sentimientos.

Por momentos el guión de El Tiempo de los Amantes se desliza entre ver dos personas adultas sabiendo lo que realmente quieren, y en otros mostrándoles como dos niños perdidos y jugando al azar y a lo que surja, buscando unos sueños perdidos, escondiéndose de la realidad, que a veces apabulla. Eso es lo que hace más intrigante y atrayente la película, pues realmente nunca dejamos de ser niños, o al menos no deberíamos. La profundidad adulta se resalta pero sin querer ensalzarla, solo mostrarla como meramente es: débil por momentos.

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Jérôme Bonnell ha elegido a dos actores más que consagrados, como son Emmanuelle Devos y Gabriel Byrne, sabiendo que ambos dos llenarían la pantalla con su sabiduría escénica y el poder que les da su bagaje profesional. Dos actores con mucho potencial emotivo, contundentes en sus actuaciones y que hacen más veraz todo lo que se narra, pues realmente lo que aquí destacan son sus miradas, texto hay poco, es todo mucho más interpretativo corporalmente.

El tiempo de los amantes es un drama íntimo y reflexivo, escrito por el propio director como hace en todas sus películas, y se nota además que el mismo hace hincapié en todos sus trabajos en el drama utilizando la profundidad emocional como arma principal, y eso se nota en la veracidad del film que el espectador siente.

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