Crítica de Carol
Un canto a la libertad del amor, por encima de los prejuicios sociales y culturales, una lucha de valores en un sistema de los años 50…
Las interpretaciones de la pareja protagonista son sublimes, hay que reconocer que Cate Blanchett se supera película a película.
Si hay una película que está brillando en cualquier festival por el que desfila esa es Carol, de Todd Haynes, y parte también como una de las favoritas para los Oscars.
Therese es una dependienta de una tienda de Manhattan, pero quiere tener una vida mejor y le gusta mucho la fotografía. Carol es una mujer casada de un nivel alto en la sociedad de Nueva York, que no es nada feliz en su matrimonio. Corren los años 50 y la sociedad no ve nada bien aquello que un matrimonio se separe, pero Carol no soporta la mentira en su hogar, solo quiere vivir con su hija. Un día Therese y Carol se conocen en la tienda donde Therese trabaja, el nivel social de ambas es muy distante, pero Carol se siente muy atraída por la joven y poco a poco se irán conociendo y su atracción será mayor, pero no todo será fácil.
Evocar al cine clásico no es algo que se haga muy habitualmente, pero si se agradece cuando se ejerce con maestría como es el caso de Carol, sobre todo en el tono y en el juego de la cámara en sí durante todo el rodaje, el movimiento de actuación de las actrices es puro romanticismo retrocediendo en el tiempo y jugando a la nostalgia cinéfila con tan sola las miradas.
Pero no todo van a ser bondades en la película también nos encontramos con algún que otro defecto y es creernos o no del todo la historia que transita en el guion. Me parece un poco floja y no demasiada intensa la historia romántica que se desarrolla, partir de la nada, hacia una seducción total queriendo pasar por encima de la amistad hacia lo meramente pasional, para finalmente recaer en la palabra amor, me parece algo así como palabras mayores. Si lo dejo en atracción, sin ser fatal, y llego al mero enamoramiento físico en primera instancia puede que me lo crea, pero ahí me quedo, lo demás ya se vería, como finalmente pasa. Pero no me gusta que me insinúen que todo pasa desde el principio pues no me parece veraz.
Bien es verdad que el director ha tirado del juego de la insinuación con la cámara y con las actrices de una manera muy sutil y con gran estilo, con esos grandes primeros planos de las manos acercándose a cada parthener, también con la boca insinuante, tiene planos provocativos sin llegar a enseñar, pues nos traslada a la época en la que está ambientada y ahí se queda por sus cánones, y nos plasma con gran sobriedad como se vivían los sentimientos y los tabúes de aquel entonces.
Cabe de esperar que el desarrollo del metraje no sea endiabladamente agitado, pero tampoco es necesario que la lentitud sea el ritmo constante durante todo el film, se hubiera agradecido en la primera parte donde se nos están presentando a los protagonistas un poco más de ritmo, pues finalmente parece mucho más largo de lo que realmente es.
Y aunque la parte final no adquiere más dimensión ni velocidad como los acontecimientos toman otro cariz el espectador está expectante y se ve de otra manera totalmente diferente, la primera parte es solo esperar, y la segunda es ya la culminación a ese tramo intermedio donde se rompen las protagonistas y se abren a cámara aunque se cierran a ellas mismas.
Las interpretaciones de Cate Blanchett y Rooney Mara son sublimes, sobre todo hay que reconocer Blanchett se supera película a película dotando sus papeles con una elegancia espectacular, impregnando la pantalla de pura elegancia. Rooney Mara por su parte encarna la juventud clásica y el porte desenfado de la época al mismo tiempo, pero con la calidez de un rostro que emana inocencia en cada secuencia, como su personaje requiere.
Una película, Carol, realizada con un gran tacto, mostrando la homosexualidad pero sin ser sobrepasar la estética de los tiempos plasmados, reflejando la época, el machismo concebido en la sociedad y las etiquetas encorsetadas establecidas por sistema sin medir los sentimientos. Carol es un canto a la libertad del amor, por encima de los prejuicios sociales y culturales, una lucha de valores en un sistema de los años 50 que, lamentablemente, hoy en día sigue bastante de actualidad, aunque nos creamos muy avanzados.
Crítica de Carol.