El realizador sabe sacar provecho del tono claustrofóbico del particular escondite donde se encuentran los personajes y dirige estupendamente a su reparto.
En un tiempo donde el cine de ciencia-ficción y terror se caracteriza por su tendencia a lo explícito, resulta curioso encontrarse con Calle Cloverfield 10, una cinta que basa gran parte de su interés en lo sugerido más que en lo mostrado.
El debutante Dan Thachtenberg, realizador formado en el campo de la publicidad y autor del inquietante corto Portal: No escape, da muestra de su clase como cineasta desde los primeros compases del filme. Con la ayuda de la estupenda banda sonora de Bear McCreary, que recuerda a las partituras de Bernard Herrmann para las películas de Alfred Hitchcock, y una hábil utilización del montaje, el director explica perfectamente sin acudir a la palabra el momento por el que pasa la protagonista: una joven que abandona a su pareja.
En Calle Cloverfield 10 lo que viene después está a la altura de este prometedor comienzo. A lo largo del largometraje nos encontramos a una veinteañera que se debate entre permanecer en el interior de un búnker junto a su captor y un chico que se ha conseguido introducir en el refugio o burlar a su particular carcelero e intentar salir al exterior, que sus acompañantes definen como apocalíptico.
Thachtenberg imprime tensión a un curioso guion que dosifica muy bien la información acerca de lo que ocurre tanto debajo de la tierra como en la superficie. Los responsables del filme nos sitúan en la tesitura de la chica que tiene que elegir entre el terror de vivir junto a un tipo temible o enfrentarse a lo desconocido.
El realizador sabe sacar provecho del tono claustrofóbico del particular escondite donde se encuentran los personajes y dirige estupendamente a su reparto. Dignos de mención son las interpretaciones de Mary Elizabeth Winstead, que encarna su papel de heroína casi como una versión de la teniente Ripley de la saga Alien, y un sobresaliente John Goodman, que imprime una cierta ambigüedad a su personaje de ex militar paranoico.
Por otra parte, este particular pariente cinematográfico de Monstruoso logra algo poco común en este tipo de productos: que la continuación supere al original optando por un planteamiento completamente distinto. Digamos que el antecedente de Calle Cloverfield 10, funciona como un marco para la película, aunque no sea necesario haber visto el filme de Matt Reeves para disfrutar de un trabajo que remite al mejor cine de bajo presupuesto que practicara en gran parte de su carrera el gran John Carpenter. De hecho, el largometraje tiene algo de la atmósfera opresiva de uno de los clásicos del realizador: La cosa, el remake de El enigma de otro mundo.
No obstante, quizá haya que reprocharle a esta ópera prima que su desenlace esté unos escalones por debajo del resto del filme. Es precisamente cuando opta por el tono más obvio y fallero cuando la película pierde algo de su fuerza, aunque este aspecto no impida que nos encontramos ante una pequeña joya de la ciencia ficción de la segunda década del siglo XXI.
Crítica de Calle Cloverfield 10
Este particular pariente cinematográfico de Monstruoso logra algo poco común en este tipo de productos: que la continuación supere al original.