Damos un repaso a la segunda jornada del Festival Internacional de Cine Fantástico de Madrid.
El festival Nocturna no es un certamen para mojigatos y fundamentalistas del cine clásico. Gran parte de la programación desafía en cierta manera el denominado buen gusto, juguetea con la provocación y pasa por alto las recomendaciones de cualquier manual de guion. Eso sí, no siempre los resultados son los deseados. Ese es el caso de Polder, coproducción entre Suiza y Alemania que abrió el día 24 de mayo la sección Nocturna Oficial Fantástico.
Nocturna 2016. Polder de Julian M. Grünthal y Samuel Schwarz
Los directores nos sumergen en una extraña historia acerca de la novia del desarrollador de un famoso videojuego que quiere saber qué le sucedió a su pareja. Será entonces cuando inicie una investigación donde se confunden la realidad y el universo virtual del particular entretenimiento. Mezclando sin mucho sentido imágenes en color con otras en blanco y negro, la pareja de realizadores combina elementos propios del Animé con referencias a filmes como Días extraños o Desafío total. Lo hacen desdibujando los diferentes niveles de ficción sin que el conjunto tenga demasiado sentido. Al desbarajuste general hay que añadir las malas interpretaciones y unos diálogos que provocan verdadera vergüenza ajena.
Nocturna 2016. Harvest Lake de Scott Schirner
Más lograda que Polder resultó Harvest Lake, segundo largometraje del norteamericano Scott Schirmer. La película, exhibida dentro de la sección Madness, venía precedida por cierta expectación al ser el segundo trabajo del autor de Found, una de las cintas independientes más laureadas de los últimos años en el terreno del fantástico. Su paso por el festival en la jornada de clausura de la segunda edición dejó a parte de los críticos, entre los que se encontraba este humilde plumilla, en estado de shock. Sin duda, la historia de un chaval fanático del terror que descubre que su hermano es un asesino en serie se encuentra entre lo mejor que se ha visto en el certamen en sus cuatro ediciones.
Harvest Lake, su siguiente filme como realizador, no ha despertado tanta unanimidad, aunque tampoco sea una película desdeñable. El director cuenta en esta ocasión la historia de dos chicos y dos chicas que se trasladan a pasar unos días de vacaciones a una casa próxima a un lago. Desde los primeros momentos, sentirán crecer sus deseos sexuales. El origen se encuentra en unos extraños organismos presentes en la zona.
Como en su debut, el estadounidense logra crear una atmósfera enrarecida a la que contribuye la desmañada y sucia fotografía, que recuerda en muchos aspectos al cine de terror de bajo presupuesto de los setenta y primeros ochenta. Por otra parte, Schirmer sabe cómo combinar perfectamente elementos prestados de otros largometrajes, especialmente de La invasión de los ladrones de cuerpos, La cabaña en el bosque o las primeras obras del canadiense David Cronenberg, aquellas que hacían gala de una malsana sexualidad.
No obstante, quizá haya que reprochar al filme la escasa entidad de la trama, los deficientes trabajos interpretativos y un excesivo regodeo en los aspectos más morbosos.
Portal to hell de Vivieno Caldinelli
En el apartado de cortos sorprendió especialmente Portal to Hell, comedia dirigida por Vivieno Caldinelli que sigue los pasos del responsable de mantenimiento de un edificio que descubre un culto satán en el sótano del bloque donde trabaja. Con la ayuda de algunos vecinos, intentará cerrar la puerta que existe entre La Tierra y un peculiar infierno. La película consigue lo que pretende: hacer reír con una historia plagada de criaturas salidas del universo de H.P. Lovecraft y rendir un sentido homenaje a El príncipe de las tinieblas, el largometraje de John Carpenter.