sábado , mayo 17 2025

Crítica de 1944

El director Elmo Nüganen ha querido plasmar lo que vivió su pueblo, la realidad de la Estonia del siglo XX.

Muchas cintas bélicas, muchos dramas históricos que se pueden canalizar por otros derroteros más allá de las banderas. 1944 del director Elmo Nüganen, es una cinta antibélica, según sus palabras, donde personas de la misma nacionalidad se ven enfrentadas por la soberanía y poder de otros países.

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Corre el último año de la Segunda Guerra Mundial en Estonia, 1944. La batalla se cierne entre la frontera de Europa y Rusia. Unos han sido reclutados por el ejército rojo y otros con las SS de la parte nazi. Ciudadanos que se trataban como hermanos ahora son rivales en una guerra que además no va con ellos. En los límites de esas situaciones a veces podrán luchar por algo realmente importante.

El director Elmo Nüganen ha querido plasmar lo que vivió su pueblo, la realidad de la Estonia del siglo XX, donde fueron testigos del cambio de identidad por tener que luchar con países más poderosos y veteranos que imponían su supremacía.

Al director Elmo Nüganen parece encandilarle el género bélico, tanto como director como actor, las incursiones realizadas en ambos campos ha sido sobre esa temática, aunque esté plasmado con tintes positivos, buscando mucho más la humanidad que los actos bélicos en sí.

Si busca la historia del pasado, pero siempre narrado con unas cierta neutralidad y mirando hacia el interior de las personas, de los pueblos cuando sufren pero sin poner el dedo acusador al bando contrario.

La parquedad en la palabra en 1944 abunda bastante, pero realmente tampoco es necesaria, lo importante son las miradas de los personajes que se esconden tras los trajes que enfundan y su interior que realmente está desnudo, pues les robaron lo que más les importaba, su libertad emocional y física por el beneficio de otros.

Aquí la sencillez narrativa y visual es lo que enamora, no se profundiza en batallas, solo en situaciones que enfrentan a personas que no tienen directamente afinidad por la lucha pero sí por la supervivencia única. Lo primitivo del ser humano se estampa en la pantalla, el espejo donde verse y donde encontrar las respuestas.

Puede que el director haya tirado de su participación en Mandarinas para buscar la neutralidad de la situación vivida en su país, así como la propia realidad. Ambas películas muestran la imparcialidad que se puede correr, o al menos intentarlo, en guerras que no son las suyas pero que tienen que estar presentes.

Y algo que puede jugar en su contra, es por momentos quien es quien, que bando es cuál, pero realmente sería lo vivido, pues era un mismo pueblo situados en barreras ideológicas diferentes. Aunque no hubiera estado de más definir a los personajes que aunque son universales, por momentos pierden un poco de identidad.

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