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180 minutos de cine de Terrence Malick, al que visualmente no se le puede reprochar nada. Una cinta que a pesar de su metraje se hace liviana, porque la cámara te envuelve
No es nada nuevo que Terrence Malick utilice la naturaleza como un personaje más. Lo vuelve a hacer con Vida oculta, como lo aprovechó visualmente en El árbol da la vida, pero en esta ocasión utilizando un caso real, para llevarnos por la reflexión del hombre, de la creencias, las políticas, la sociedad y las sinrazones.
Franz Jägerstätter vive en una pequeña aldea de Austria, es un campesino que a su vez lle va su parroquia, su familia y la fe es todo lo que necesita para vivir. Ahora se le pide que luche con los nazis en la Segunda Guerra Mundial, pero sus valores se lo impiden. Este hecho hará que se le juzgue por traición, y que pueda ver tambalear su vida.
180 minutos de cine de Terrence Malick, al que visualmente no se le puede reprochar nada. Una cinta que a pesar de su metraje se hace liviana, porque la cámara te envuelve de tal manera que te ves inmerso en esos colores tan distantes entre ellos, porque tan pronto te encuentras ante un paraje con unas tonalidades verdes, cuál esperanza habita en los personajes, u otros con tonos grises, que van a reflejar el contexto socio político que enmarca la historia.
Hay momentos que la cámara y el sonido van dispares, una parte avanza la otra y viceversa, esta acción que nos invita a la reflexión de las situaciones que se nos expone, nos hace estar atentos y desde luego lo logro, porque hace hincapié en puntos importantes del guion, del interior del personaje principal que lo fusiona con la naturaleza, porque en todos esos instantes los paisajes están mas presentes.
Ha utilizado en algunas secuencias imágenes de archivo, para enfatizar el hecho real que recrea, y así imponer la realidad. Utiliza en muchos momentos la cámara en movimiento, observando a los protagonistas de espalda, como el mundo lo hace en sí en la historia, dando de lado a lo importante, a los valores y las personas y primando el poder.
El guion está lleno de matices de la época donde la discriminación y racismo, que hoy en día creemos que tan latente, estaba presente en una guerra donde por un ideal o por unos creencias ya una persona era rechazada, antes y después de la guerra. Ya que aquí en Vida oculta se plantea las dos etapas. La resignación aparece de una manera tan brutal que hace las imágenes se hagan oscuras.
Terrence Malick hace un enfrentamiento en imágenes del ser humano y la naturaleza y es algo que potencia la historia, que la engrandece, sin ser algo exagerado, ya que al mismo tiempo es una historia más, pero con grandes posos emocionales en los personajes y de gran calidad en técnico.
Solo que para que me crea totalmente la película, la versión original debería haber sido en su idioma natal, y no en inglés. Otro gran fallo como lo tiene Jojo Rabit. Este pequeño gran detalle, hace que por momentos la historia se desvanezca, aunque prime siempre la imagen al sonido, el compendio de la fusión natural se hubiera agradecido. Los tonos de las voces en las historias son importantes, más que llegar a más público.