Puntuación:
Un estupendo Willem Dafoe es lo más destacable de esta irregular película sobre la culpa y la redención que, sin embargo, se sitúa entre los mejores trabajos de Abel Ferrara en los últimos años.
Tommaso recupera temas muy queridos por el director Abel Ferrara. Al igual que en parte de su cinematografía, las adicciones al alcohol y la droga, el sexo, la imaginería religiosa y la violencia vuelven a encarnarse en un personaje masculino.
No obstante, nos encontramos muy lejos de Teniente corrupto, porque aquí asistimos a un hombre que parece que se ha redimido del particular infierno que vivió en su pasado, aunque las tentaciones se encuentren siempre presentes.

El firmante de El funeral utiliza al protagonista como una versión de si mismo. Al igual que el personaje principal, es un director de cine estadounidense, vive en Italia, ha conseguido rehacer su vida después de un pasado lleno de excesos y tiene una relación estable con una mujer mucho más joven que él de la que ha nacido una niña pequeña. Ambas dan vida, precisamente, a la familia de Tommaso.
Willem Dafoe, actor habitual en la filmografía del director italoamericano, logra expresar la inquietud interior de ese hombre corroído por la culpa y dubitativo en su particular camino de redención. Su interpretación recuerda a la que el intérprete ha realizado para cintas de Martin Scorsese o Paul Schrader, cineastas que comparten aspectos del particular universo de Ferrara.

Quizá, como ocurre en tantas cintas de su autor, Tommaso vuelve a tener su talón de Aquiles en una narración que subraya en exceso los asuntos que trata y se demora demasiado a la hora de resolver los conflictos de su atormentado protagonista.
No obstante, se agradece que el director haya optado por una cámara inquieta que refleja en cierta medida la particular cuerda floja que se debate entre una vida más o menos ordinaria y la llamada del abismo de todo aquellos problemas que dejó atrás.

Sin duda, a pesar de su irregularidad, el largometraje se encuentra entre los trabajos más logrados de Ferrara de los últimos años y quizá la mejor colaboración entre el realizador y Dafoe, que ha dado fruto a títulos tan dispares como Go Go Tales, 4:44 Last Day on Earth o Pasolini.