Siendo un remake de la Surcoreana ‘El otro lado del espejo’, esta película de terror a lo americano se queda a medio camino del todo y demasiado cerca de la nada.
Sus buenas intenciones suenan a susto barato, que aún en ocasiones funciona, pero la credibilidad de las situaciones es tan endeble que resulta imposible crear la atmósfera necesaria y suficiente para intimidar al espectador.
Un guardia de seguridad (Kiefer Sutherland) de un centro comercial se ve envuelto en un misterio alrededor de unos escaparates con espejos en el departamento de ropa que aparentemente hacen que saque lo peor de las personas que se reflejan en ellos.
Más cerca del telefilme de lo conveniente, su ligereza narrativa y sus ganas de agradar en la taquilla la dejan en tierra de nadie y lejos del objetivo, que suponemos, se planteó el irregular director, con unas interpretaciones que no añaden nada positivo al conjunto.
Y eso que el inicio promete, con sangre a borbotones y algún momento realmente macabro, pero la trama va dirigiéndose irremediablemente hacia un camino sin fin y hacia un desenlace mediocre que no satisface a nadie.
La energia inicial se pierde en el poco veraz desarrollo, derivando irremediablemente hacia un cine comercial al que tampoco llega obligado por el peso de la recaudación y condicionado por un guión muy ligero que no encuentra la forma de finalizarse sin dejar la sensación de una absoluta falta de veracidad.
5,5 sobre 10.
Rafael Calderón Luna.
Entretenida, se deja ver, aunque ya está todo visto antes de verla (jeje).