Se estrena en nuestro país hoy viernes 16 de marzo, ‘Contraband’, el remake de «Reykjavík-Rotterdam» (Óskar Jónasson, 2008). El largometraje dirigido por el hispano-islandés Baltasar Kormákur (Inhale, 2010) se centra en la vida de Chris Farraday (Mark Wahlberg), el cual dejó el mundo de la delincuencia.
Pero cuando su cuñado Andy (Caleb Landry Jones) se mete en un asunto de drogas encargado por su implacable jefe Tim Briggs (Giovanni Ribisi) y no cumple con el encargo, Chris se verá obligado a volver a hacer lo que mejor sabe: pasar material de contrabando para poder pagar la deuda de Andy.
Chris tiene una gran reputación como contrabandista y no tarda en reunir a un equipo con la ayuda de su mejor amigo, Sebastian (Ben Foster), con el fin de realizar un último trabajo en Panamá para traer millones de dólares en billetes falsos. Pero las cosas, como de costumbre, no salen como estaba previsto, y con sólo unas horas para hacerse con el dinero, Chris deberá hacer uso de sus legendarias habilidades y conseguir pasar el dinero por la aduana americana antes de que su esposa Kate (Kate Beckinsale) y sus hijos se conviertan en objetivos de Tim Briggs.
La película no deja de ser un producto de mero entretenimiento, con una historia bien llevada, pero previsible y estancada en múltiples clichés hollywoodienses, dejando bien claro que la acción y las traiciones deben ir siempre juntitas de la mano. La película cumple con su cometido, entretiene, pero no llega a entusiasmar la historia, no llega a penetrar y conectar con un público que se queda frío.
Las actuaciones son limitadas, como si actuaran en piloto automático, empezando por un Mark Wahlberg que se limita a hacer lo que mejor sabe hacer: poner cara de tipo duro, pero de buen corazón; siendo un calco de su actuación en otras películas como “Italian job”, desperdiciando el buen crédito ganado por “The fighter”. De Kate Bekinsale (“Underworld”) mejor ni hablar, puesto que su insulso papel lo podría haber hecho cualquier otra actriz de mejor forma y cobrando menos. Ben Foster (“The mechanic”) se esfuerza, pero la cara de tío duro no le sale y tan poco resalta.
Se agradece la presencia de los siempre cumplidores Diego Luna (“Sólo quiero caminar”) y J. K. Simmons (el inolvidable J. Jonah Jameson de Spiderman). La única actuación interesante es la de Giovanni Ribisi (“Avatar”), cuya interpretación de narcotraficante que va de duro pero corto de entendederas lo borda (recomendable oírle en versión original), siendo maltratado por el personaje de Wahlberg, pero sabiendo aguantar el tipo por sus humillaciones ante sus hombres.
Las escenas de acción están bien rodadas y con buen pulso, pero no dejan de ser típicas y reiterativas respecto a otras películas de acción. La película es dura, convincente dentro de sus posibilidades y no se descentra respecto a sus intenciones, pero no se desmarca de los pecados del género, sino que se recrea en ellos. Olvídense del guión y los diálogos interesantes, déjense llevar y disfruten sin más, sin remordimientos.
Ya, a nivel personal, lo que más me revienta de este tipo de películas de robos y planes súper elaborados es que cuando falla, el improvisado “Plan b” siempre funciona a la perfección, mejor que el planeado durante mucho tiempo.…. ¡Qué casualidad!
- Lo mejor: Su falta de complejos al limitarse a ser un producto de entretenimiento puro, acción sin más.
- Lo peor: Su falta de originalidad, las actuaciones planas de los actores principales, un giro final previsible e innecesario y un guión que brilla por su insulsa calidad.
Nota: 6 sobre 10.
Escrita por Eduardo Quintana.