El fin de semana pasado pude ver «Lobezno Inmortal», la nueva incursión en solitario de Lobezno, el protagonista de la primera trilogía de X-Men, que el año que viene regresará con un nuevo proyecto que reunirá a todos los personajes aparecidos en las películas.
«Lobezno Inmortal» se basa en el cómic dibujado por Frank Miller, autor de «Sin City» y «300», y guionizado por Chris Claremont, con el título «Honor», una historia muy diferente dentro del universo del personaje, y quizás sea la aventura más personal. En numerosas críticas veo esta referencia al cómic, pero ninguna ahonda mas allá, buscando las similitudes que hay entre este y la película. Lo cierto es que los guionistas de la cinta únicamente han cogido la esencia del texto y la han cambiado en su traslación a la cinta.
Desde mi punto de vista esta película está a la altura de la trilogía original y de la primera entrega del personaje en solitario. Y, solo es una opinión personal, la de «Primera Generación» es la peor de todas, por el sinsentido y la incoherencia de la trama respecto de la trilogia original, y por otro lado lo único bueno de la misma es Michael Fassbender haciendo de Magneto. Pero esto no es más que una reflexión personal que me apetecía compartir, nadie más tiene que pensar de la misma forma.
Ha pasado un tiempo desde los acontecimientos ocurridos en la «Decisión Final». Logan está abatido psicológicamente por que tuvo que matar a Jean Grey, el amor de su vida, que recordamos tenía doble personalidad, un lado oscuro llamado Fénix con terribles poderes telepáticos y que podía acabar con la ciudad de Nueva York y con el resto del mundo.
Lobezno acaba con ella para salvar a la humanidad, y eso provoca un cambio fuerte en su vida que da origen a los acontecimientos de esta nueva película. El protagonista está en Canadá, intentando pasar desapercibido e ignorar su vida anterior, quiere dejar de ser Lobezno y ser Logan. Pero una joven japonesa llamada Yukio le pide que la acompañe a Tokio para ver a su jefe, Yashida, un antiguo amigo de Logan, a quien este salvó la vida durante el ataque de la bomba nuclear en Nagasaki a finales de la Segunda Guerra Mundial.
Pero Logan no se espera cuales son los verdaderos motivos por los que Yashida quiere verle: el japonés quiere la Inmortalidad, el don de la regeneración que posee Lobezno. Además, el protagonista conocerá a Mariko, la nieta de Yashida, y futura heredera del Imperio empresarial de su abuelo, y con la que Logan intentará rehacer su vida.
En una ocasión de «Lobezno Inmortal», Yashida define a su amigo como un Ronin, es decir, como un guerrero sin amo al que servir. Esta es la esencia del cómic y que también impregna el film. Lobezno intenta por todos los medios escapar de su vida anterior, intentar ser alguien normal, pero poco a poco se va dando cuenta de que en realidad es «un soldado» y que no puede cambiarlo.
Desde luego que no es la mejor película de superhéroes, pero aun así logra convertirse en una buena opción para pasar una tarde de entretenimiento. Esta además es una película muy cercana al cine negro japonés, huye durante la primera parte del metraje del espectáculo típico de otras cintas del género para adentrarse en las intrigas y en la personalidad del protagonista, en sus sentimientos y emociones, en su lucha interna.
Es a partir de la segunda mitad cuando ya nos adentramos en la acción, con escenas espectaculares como la lucha en el tren de alta velocidad, o el combate con los ninjas en un pueblo nevado nocturno, claro homenaje a las películas de artes marciales. Solo me queda desearos que la disfruteis.
Una Crítica de cine de Ramiro González.
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