Ya podéis leer nuestra esperada Crítica de cine de una de las películas más esperada del año, «Prisioneros».
Hace un par de semanas Hugh Jackman recogía su premio Donostia en San Sebastián donde además presentó “Prisioneros” su último trabajo, dirigido por Denis Villeneuve, siendo un thriller que está levantando muchas expectativos entre el público, y no es para menos.
Nada hace presagiar que la comida que tiene la familia Birch con sus vecinos los Over en su casa, tenga el final que tiene. Todo comienza muy bien hasta que las dos pequeñas, Anna y Joy cada una de una familia, van a buscar un silbato rojo de Anna a su casa, pero desaparecen y no las encuentran por ningún lado. Momentos antes las niñas habían salido con sus hermanos a dar una vuelta y ven un auto caravana aparcado cerca pero se les hace extraño porque no la reconocen.
Ahí comienza el desasosiego y la angustia por la búsqueda inquietante de las pequeñas sobre todo por el padre de Anne, Keller, quién acaba convirtiéndose en el primero que busca la justicia por su mano, al ver que él que piensan es el principal culpable, Alex Jones, queda en libertad.
Denis Villeneuve nos brinda un excelente thriller sobre desapariciones donde se centra más en buscar los sentimientos y emociones de todos los que están alrededor de las víctimas, sus reacciones ante ese hecho, como es capaz cada uno de hacer lo que hace, y lo mejor del guión es que se adentra dentro de cada personaje haciéndote empatizar con él o todo lo contrario, te hace prisionero de las acciones de los demás incluso te incita a pensar qué harías tu en esas situaciones límites.
En «Prisioneros» se diseccionan todos los personajes minuciosamente, captando con la cámara esos pequeños detalles que pueden crear indicios o pistas para llegar al desenlace, ese que no es fácil de adivinar y por el que nadie apostaría en un principio, porque nada es lo que parece en primera instancia, varía a medida que avance el metraje, y con ello tus ganas de saber más sobre cada uno de los protagonistas y que esconden bajo esas miradas frías, unas por la desesperación y otras por la contención, tan bien calculadas.
Es un ejercicio de meditación sobre las conductas humanas y las reacciones contra los acontecimientos adversos, que nos vienen sin previo aviso y cogen indefensos, sacando a relucir los más bajos instintos escondidos anteriormente.
Un guión como digo que bordea la perfección, y digo lo bordea porque la perfección exacta como tal no existe, o al menos eso pienso yo, pero sí que es verdad que es un guión donde no se encuentran fisuras de dónde tirar para sacarle algún fallo, que te lleva por donde quiere y te hace pensar lo que realmente el guionista, Aaron Guzikowski, quiere en cada instante, en cada secuencia, te lo crees todo, porque todo es verosímil en ese mismo momento, aunque a los segundos varíe y te vuelva a atrapar.
Personalmente me ha encantado ver a Hugh Jackman en un papel mucho más terrenal, donde las pasiones se ponen al límite, y él sobre todo encabezando esa búsqueda de las niñas desaparecidas, porque le puede el dolor, le puede la rabia mostrando ese lado más humano del actor.
¿Queréis saber cómo define Hugh Jackman “Prisioneros”? pues así:
“Se trata de un thriller de suspense clásico sometido a la tiranía del reloj que te mantiene en tensión todo el tiempo, está muy bien escrito, con unos giros estupendos. Pero también resulta verdaderamente conmovedor al tratar lo que le ocurre al espíritu humano, al psiquismo, al alma, cuando una persona se ve sometida a esa presión”.
Con otros matices muy distintos pero paralelos por momentos «Prisioneros» me recordó a «Mystic River», una obra de referencia que ya hace 10 años nos presentó Clint Eastwood, y que en cierta forma marco una manera diferente de tratar las películas de desapariciones, centrándose más en los personas que estaban alrededor que en los desaparecidos y las consecuencias de esas pérdidas.
El reparto artístico es amplio y de alabar pero resaltar la gran interpretación de Hugh Jackman como padre coraje, un Paul Dano con un registro fuera de lo que es en él habitual y que lo hace realmente bien trasmitiendo miedo y pavor en muchas secuencias, y por lo contrario destacar la frialdad y contención del personaje que encarna Jake Gyllenhaal , el policía, que sabe que tiene que encontrar a los culpables pero no a toda costa, pero sí se deja las horas en ello, y eso es lo que refleja su gran interpretación; por supuesto su cara en la escena final dará mucho que pensar.
El director ha elegido muy bien cómo acabar la película, porque sigue manteniéndonos la intriga hasta incluso después de terminar los títulos.
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