Os traemos la Crítica de «Thérèse D.» una película dirigida por Claude Miller estrenada en cines el pasado 20 de septiembre.
Seguimos sobre todo en las pequeñas localidades o en los grupos cerrados o por que no decirlo en las familias muy preocupados por el que dirán, menos mal que cada vez nos importa menos lo que la gente pueda pensar de nosotros y menos ahora que en las redes sociales se cuelga todo lo que nos pasa a cada instante.
No se si todavía se dan matrimonios de conveniencia, o fiestas de sociedad para que la alta clase social de banqueros y grandes fortunas se casen entre ellos para así poder asegurar sus haciendas y estatus, supongo que eso se va suavizando con los tiempos, ahora impera el amor aunque el amor no es para toda la vida y lo que antes era vida y dulzura se puede convertir en una autentica guerra campal de intereses, ya no existe esa hipocresía afortunadamente, todo se soluciona con unos buenos abogados que dejen contentos a todas las partes en discordia.
En «Thérèse D.» Claude Miller se ha atrevido y para mi modesto entender con gran éxito a adaptar la novela de François Mauriac en la que en una época en la que el que dirán y donde la unión de las familias para mantener el poder y agrandar las tierras era la clave de la alta burguesía y nobleza. Pero como en todas las parejas y como en todas las familias siempre hay ovejas negras, todas las personas no son ambiciosas y sus deseos son mucho más profundos, creen en un ideal y en unos valores que está por encima del dinero y que las cosas sean como tantas veces las han soñado de pequeños. Estamos ante un drama de época, una historia de deslealtades, desamores, intrigas familiares y desilusiones.
François Mauriac cuenta la historia de un matrimonio de interés formado por Thérèse interpretada por Audrey Tautou y el que es su marido en la ficción interpretado por Gilles Lellouche, ambos se toleran por lo que han conseguido, pero frases como… “Esto es lo que les espera a las mujeres de aquí, una existencia de pequeñas provincianas, totalmente gris, totalmente ordenada, totalmente convencida y anclada” son las que hacen que la protagonista principal del film reaccione y se revele ante esa situación que le espera decidiendo envenenar a su marido.
Cuando se dan cuenta de lo sucedido, Thérèse tiene que aceptar la justicia y vivir una vida de hipocresía para que nadie hable de lo que ellos denominan La Sagrada Familia dando un giro radical hacia la vulnerabilidad, la derrota y la aceptación. Al final todos vivimos la vida que queremos llevar, cuesta romper las normas, los lazos, los vínculos, podemos vivir en una jaula de oro y no darnos cuenta pero todo ese cambio tiene un precio y a veces caro de pagar.
He podido comprobar que en la película «Thérèse D.» nos han querido hacer ver que en una pareja a veces lo que no funciona son los tiempos, quiero decir que lo que esperamos del otro esta por venir y lo que uno siente la otra persona todavía no lo ha captado, es una cuestión de llegar al punto donde se encuentran los intereses de cada uno para poder encontrar el equilibrio. En ese aspecto y en frases de gran profundidad me parece una película muy digna, tiene una trama lenta pero ordenada, los sucesos se acontecen con calma pero con mucha intensidad.
También se capta muy bien que cada uno vive su vida solo, que a pesar de estar rodeado uno muchas veces está solo. Se pueden sacar muchas lecturas de este filme francés donde los actores están muy creíbles, Audrey Tautou con esa mirada siempre ausente, le invade una gran melancolía que trasmite en pantalla llegando al espectador.
El vestuario es impecable junto con una gran fotografía que con una luz viva y agradable le da un extra a un film que sin ser una obra del cine francés, si tiene retazos de gran calidad aunque carente de emociones, que en este tipo de dramas son casi imprescindibles, aun así es muy recomendable.
Crítica de cine de Antonio Arenas.
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