Estamos ante esas películas irlandesas que nunca dejan indiferentes, que se agarran al recuerdo con temas de gran relevancia emocional.
Crítica de Calvary.
Sus desgarradoras tramas empañan la historia de un país pero los irlandeses las exponen sin complejos para evitar que se repitan, ya sea sobre el IRA, las mujeres encerradas en instituciones religiosas para expiar sus supuestos pecados de ser madres solteras o los consabidos casos de pederastia en el seno de la Iglesia Católica.
Calvary (Calvario) toca este último tema con un comienzo brutal, sobrecogedor y frío; Un feligrés le confiesa al cura de la parroquia que en su adolescencia fue violado durante años por un sacerdote y que por esa razón la ira que lleva dentro la iba a confluir en él, matándole por el mero echo de ser sacerdote integro y bueno, no iba a ser inminente la ejecución, se llevaría a cabo el domingo siguiente para poner todo en orden. La trama discurre en una pequeña comunidad Irlandesa muy hermética y rural con personajes muy distintos en su mayoría invadidos por la soledad y llena de debilidades a veces llegando al límite.
Calvary es un drama con tintes de thriller intimista cargado de mucha ternura y matices que la hacen espiritual y melancólica. La cinta está cargada de reflexiones, que le dan al filme una gran personalidad, muy ricas en contenido por que analizan muy bien el lado oscuro del ser humano, trasmitiendo de manera fragante esa intención por parte del director John Michael McDonagh al espectador.
Es un drama con una intriga pausada, sin prisas, con un ritmo adecuado pero manteniendo en todo momento la expectación. Goza de diálogos contundentes llenos de doble sentido, inteligentes y muy ricos. Goza de un humor negro con un personaje principal El Padre James Lavelle que encarna el veterano actor Brendan Gleeson consiguiendo comunicar con pericia, con mucho peso ya no solo interpretativo, si no emocional, un personaje atrayente. La templanza del padre James Lavelle, contrasta muy bien con los personajes atormentados que le acompañan en su cometido.
La película es un tanto apocalíptica, pesimista e inteligente, toca muchos aspectos de la vida y sensibiliza al espectador con una historia sobre el perdón, la resignación, la angustia y la ira, quizás la clave para no dejar indiferente. La película goza de un buen elenco de actores, estos se enfrentan a la oportunidad de hacer un buen papel y en general no lo desperdician, con unos muy buenos registros. Destacar también de manera notable los bonitos paisajes y una hermosa luz que hacen que la película sea redonda en todos sus contenidos. No es para perdérsela.
Crítica de Calvary de Antonio Arenas.
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