Convencional y entretenido biopic del hombre que desveló la vigilancia masiva e indiscriminada de las comunicaciones telefónicas e informáticas por parte de la Agencia Nacional de Seguridad estadounidense.
La sombra de Citizenfour, el notable documental de Laura Poitras, se cierne sobre Snowden, el filme biográfico sobre el empleado de los servicios de espionaje americano que puso al descubierto que el país de las barras y estrellas monitorizaba con fines no siempre honorables las comunicaciones de gran parte de la población mundial.
Crítica de Snowden
No obstante, el largometraje de Oliver Stone solamente pretende ser un complemento y una versión más accesible para el público masivo de los datos y revelaciones que aparecían en la célebre cinta de no ficción. De hecho, el autor de Platoon no duda en homenajear a Poitras al incluirla como personaje en su película y utilizar una recreación de su entrevista a Edward Snowden como punto de partida del filme.
Stone, con ayuda en el guion de Kieran Fitzgerald, ofrece una historia que parece casi una variante de la que abordara en Nacido el 4 de julio. Como en aquel trabajo basado en la vida de Ron Kovic, aquí somos testigos de cómo un joven patriota que cree firmemente en su país se rebela contra las autoridades por considerar que no están haciendo lo correcto.
Por momentos, el protagonista parece una suerte de versión moderna del Mr. Smith que iba a Washington en Caballero sin espada. Al igual que el personaje de la mítica película de Frank Capra, el Snowden que retrata Stone es un idealista, aunque los Estados Unidos del siglo XXI sean bastante más cínicos y menos ingenuos que aquel país que mostraba el cineasta de origen italiano en el entrañable filme interpretado por James Stewart.
Lástima que la película no funcione como debiera a causa de una excesiva simplificación y el subrayado de algunas ideas expresadas en diálogos un tanto sentenciosos. Parece como si el responsable de Salvajes o Wall Street confiara poco en la inteligencia de su público y optara por la más simple obviedad.
Por otra parte, la descripción demasiado benevolente y con escasos claroscuros del protagonista acababa convirtiéndole en un particular santo pagano.
Pese a sus evidentes carencias, Snowden es un largometraje correcto y entretenido que se beneficia del trabajo de un espléndido Joseph Gordon-Levitt, que imita perfectamente la forma de hablar y los movimientos de un individuo que sacrificó su modo de vida en nombre de lo consideraba correcto.
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