Puntuación:
Regreso a Montauk posee la fuerza de la cámara y de las actuaciones pero flojea en cuanto a la credibilidad de la historia en sí, demasiados huecos a priori que se van rellenando a media que avanza el metraje, pero que finalmente no convence y lo único que hace es crear duda en el espectador...
Volker Schlöndorff es un experto en dramas, creador de cintas como El tambor de hojalata o su anterior propuesta, Diplomacia.
En esta ocasión el género lo extrapola al universo romántico adaptando una novela de Max Frisch.
El escritor Max Zorn está de paso por Nueva York promocionando su última novela, no va solo si no que le acompaña Clara, su actual pareja, quien además está ayudando en la distribución del libro. Ahora el escritor en su nuevo trabajo narra el fracaso de un amor en esa misma ciudad 17 años atrás. Por azar, o no tanto, se reencuentra con su pasado, con Rebecca, la mujer protagonista de su relato, además de con más personas de pasado, que se va desmenuzando lentamente en el presente.
Regreso a Montauk posee la fuerza de la cámara y de las actuaciones pero flojea en cuanto a la credibilidad de la historia en sí, demasiados huecos a priori que se van rellenando a media que avanza el metraje, pero que finalmente no convence y lo único que hace es crear duda en el espectador, virando por momentos en género thriller dentro de una historia de amor
Una historia del pasado de cómo se quiere recuperar a las personas, un intento de plasmar como pueden ser las segundas oportunidades de la vida, pero no cuando aparecen por sorpresa si no cuando se provocan.
Interpretaciones frías, distantes, tal y como son los personajes, al menos es lo que demuestra el guion, se encaran con minuciosidad buscando los pequeños detalles en cámara, más que en texto que a veces es un tanto retórico, algo que se agradece pues le da intensidad.
Los tiempos que se recorren en las historias, tanto presentes como pasadas, descolocan un tanto en el espacio de tiempo que se distan, haciendo que la historia no se vea completa o distanciada en la verdad que se intenta narrar.
En contraposición hay que halagar que la cámara recorre con sigilo a los personajes, y que capta sus semblantes con sus luces y sus sombras, incluyendo en esas interpretaciones diálogos intensos y con trasfondo.
Regreso a Montauk hace un pequeño homenaje a la cultura, a la literatura que tanto inspira al cine, además de poseer una gran fotografía que es uno de los grandes hándicaps del filme.