Puntuación:
Laura Mora nos brinda una historia de comprensión, de ponerse en el pellejo de los demás, de no juzgar si no queremos ser juzgados.
La realidad supera a veces la ficción, pero ésta es capaz de recrear una verdad que a muchos les gustaría creer, en este caso es la verdad que la directora Laura Mora se creó a su alrededor, tiempo después, del asesinato de su padre, hecho que sí que fue veraz en su adolescencia.
Paula es una joven estudiante rebelde, que a sus 22 años ve como su padre es asesinado. Él es un profesor universitario de Medellín muy conocido, pero aun así el caso en breve queda archivado. Ella ahora con su rabia y después de ver al asesino de su padre, quiere que se haga justicia, la casualidad o el destino hará que todo se le ponga en bandeja para una venganza, pero ¿es eso lo qué quiere?
No hay que buscar una calidad de imagen, pues está filmada con la falta de nitidez que tiene la propia protagonista, simbolismo implícito durante toda la película, incapaz de enfocar su vida, inhabilitada para sentir o desear seguir con su vida después de la pérdida de su mayor referente, su padre.
Cuando termina el metraje uno sale con la sensación que la directora ha soltado en pantalla todo su dolor y su trauma, siendo los minutos expuestos su duelo personal, más allá de ser o no verdad lo que se cuenta, cada cual vive su experiencia a su manera.
En su visionado queda latente que a la directora le gusta, y bastante el documental, ya que utiliza la cámara no solo para contarnos una historia, sino las evidencias de una ciudad, de una sociedad que se desquebraja en sus bajos fondos y que se corrompe con lo silenciado.
Una retrato y relato de la juventud, de la rebeldía, pero también de sacar pecho a una personalidad siendo mujer mucho más fuerte que otros. Al mismo tiempo Laura Mora nos brinda una historia de comprensión, de ponerse en el pellejo de los demás, de no juzgar si no queremos ser juzgados.
Actores noveles, que nada tienen que envidiar a los ya curtidos en pantalla, dan en cámara todo con gran naturalidad, posiblemente baqueteados en las calles, sobre todo él. Dotando a la cinta de una improvisación innata en lo nuevo, en la progresión de una aventura para ellos en lo personal y trasladado al personaje que dan vida, que no dejan ambos de tener una road movie emocional, cada uno intentando lograr olvidar las cicatrices de sus vidas y corazones.
Matar a Jesús ha estado presente en el Festival Cine por mujeres, siendo una de las proyecciones dentro de la parte de preestrenos, estando la directora presente para poder saber más al respecto de la cinta y de ella misma. Es entusiasta y muy vital, se nota su creatividad a la hora de expresarse, y es algo que se lo ha trasmitido a la protagonista femenina que realiza su persona. En sus ojos, en el fondo, dentro de su alegría, se ve el poso del dolor pasado en todas sus palabras, pero al mismo tiempo con una gran positividad en su carrera, ganas de crear por encima de todo.