Puntuación:
Muy convencional filme de terror que pone de manifiesto que la franquicia nacida de Expediente Warren empieza a mostrar síntomas de agotamiento
El éxito de Expediente Warren provocó que sus productores vieran la oportunidad de crear un peculiar y rentable universo, donde se dieran cita, además de las secuelas de la película, numerosos spin-off que convirtieran a algunos maléficos objetos alojados en el sótano de los famosos parapsicólogos en protagonistas de su propia saga. La muñeca Annabelle fue la primera elegida para ello. El buen rendimiento de la primera entrega del peligroso juguete tuvo su particular secuela (Annabelle Creation), que también triunfó en taquilla.
Annabelle vuelve a casa, la tercera entrega de la serie, sigue la fórmula de sus predecesoras, pero intenta animar algo la función incluyendo a los Warren, que aquí tienen bastante protagonismo, y dejando que otros terribles objetos que custodian los famosos expertos del mundo paranormal hagan su presentación en sociedad acompañando al monstruo principal que da título al filme.
Nos encontramos ante un producto de escaso presupuesto que se desarrolla en gran parte en la casa de la pareja de especialistas de lo oculto. Su hija, junto a su niñera y una indiscreta amiga de ésta, se tendrán que enfrentar a los misteriosos objetos capitaneados por la muñeca en cuestión.
Gary Dauberman, guionista de las dos anteriores cintas de la franquicia, debuta en la dirección con un producto que cumple con lo se espera de él, pero que no destaca dentro del género. Es cierto que en la primera parte de la película demuestra una cierta pericia a la hora de crear atmósferas y lograr un suspense sostenido. Sin embargo, pronto sucumbe al susto fácil convirtiéndose en el habitual tren de la bruja lleno de sustos efectistas.
Otro de los puntos débiles, como es habitual en el género, es el libreto, excesivamente simple y con unos personajes que no van más allá del tópico y repleto de situaciones absurdas mil veces vistas.
En definitiva, Annabelle vuelve a casa es un nuevo producto de terror de usar y tirar que se ve sin esfuerzo y se olvida pronto. Quizá lo más recordable sea la interpretación de Mckenna Grace, que dota de cierto misterio y sensibilidad a la hija del matrimonio Warren.