Puntuación:
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Clint Eastwood nos ofrece una interesante película menor en el que puede ser su último trabajo como director.
Jurado Nº2 no se aparta demasiado de los lugares comunes de las películas sobre juicios que son ya un clásico gracias a cintas como 12 hombres son piedad o Anatomía de un asesinato. Quizá la novedad sea que uno de los jurados sea el autor del atropello con asesinato en el pleito en el que le ha tocado participar.

Clint Eastwood, en la que probablemente sea su última película como director, se basa en el guion de Jonathan Abrams para hablarnos de temas como la culpabilidad, el falso inocente y la búsqueda de la justicia. Lo hace a través de un hombre joven casado y a la espera de su primer hijo que se da cuenta pronto que él es el culpable de un proceso en el que se dilucida si el novio de la joven fallecida es el verdadero autor de su asesinato.
El protagonista se verá así en un dilema moral entre hacer lo justo, declararse el autor del hecho, o intentar que el acusado sea declarado inocente y así librarse de la condena y de los remordimientos por haber culpado a una persona que no es responsable de los hechos. Incluso tratará de autojustificarse pensando que solo fue un accidente provocado por la escasa visibilidad de la zona, la lluvía y su desasoiego por haber perdido a la pareja de bebés que esperaba de su esposa. A la vez, nos muestra a una fiscal que parece decidida a inculpar a la pareja de la víctima y lanzar su carrera política, pero que decide finalmente dilucidar la verdad cuando comienza a ver aspectos que no acaban de cuadrar.

Eastwood y Abrams huyen del típico whodunnit para situar al espectador ante el dilema de sus protagonistas y hacerle pensar sobre lo que harían ellos. Ahí está lo más importante de esta película que, sin estar entre lo mejor del actor y cineasta, sí es mucho mejor que sus últimas obras.
El autor de Sin perdón ofrece un trabajo sobriamente clásico que rehuye del exhibicionismo visual en todo momento. No obstante, quizá le falta la grandeza de otros trabajos del director, como Mystic River, y se acerca a agradables obras menores como Ejecución inminente.

Uno de los grandes problemas de la película proviene de la pétrea interpretación de Nicholas Hoult, que aparece con casi el mismo rostro en toda la película como el personaje principal. Frente a él sobresalen unos estupendos Toni Collete, en el papel de la fiscal, y J.K. Simmons, en la piel de uno de los miembros del jurado.