Puntuación:
J. C. Chandor dirige una película de superhéroes farragosa, aburrida y llena de efectos visuales de saldo.
Sony Pictures está estirando el chicle de los derechos cinematográficos del universo Spider-Man hasta lo indecible. Además de las versiones en imagen real y animada del trepamuros, la compañía ha decidido dedicar a largometrajes a personajes secundarios o antagonistas del mítico superhéroe de la Marvel. En este último apartado se encuentran títulos como Morbius, Madame Web y la trilogía protagonizada por Venom. Todas ellas son ejemplos de productos coyunturales, con unos guiones imposibles y repletas de efectos visuales poco logrados. Solamente las tres películas del simbionte de alienígena y humano han tenido repercusión en taquilla.
Kraven. The Hunter se une a este infame subgénero. En los cómics, el personaje que da título al filme es un enemigo de Spider-man con una fuerza y una agilidad increíbles fruto de ingerir una estraña poción. Los guionistas de la cinta lo han convertido en una suerte de héroe que se encarga de asesinar a los gánsteres a pesar de ser el hijo de uno de ellos. Quizá el problema no sea la infidelidad a la fuente original, sino la incapacidad de los autores del argumento para dotar de fuerza a lo que están contando, a lo que hay que añadir la escasa pericia de J. C. Chandor, autor de las bastante recomendables Margin Call y El año más violento, en el ambito del cine de acción y el uso en exceso de los efectos visuales generados por ordenador, que aquí tampoco deslumbran precisamente.
Aaron Taylor-Johnson y Russell Crowe en Kraven.The Hunter. Columbia
La típica historia de lucha de bandas se mezcla con una trama sobre diferencias familiares, pero lo que vemos no para de ser un soporte para las habituales luchas. Por si fuera poco, los guionistas convierten a Rhino, otro de los villanos del trepamuros, en el oponente principal de Kraven, aunque no lo aprovechan mucho, mientras que la difícil relación entre el padre y el protagonista se convierte en otro elemento que añadir el guiso, pero sin pasar de ser poco más que decorativo. A ello hay que añadir la terrible y ridícula interpretación de Alessandro Nivola, en el papel del principal malo de la función, y un infrautilizado Rusell Crowe, que encarna a una suerte de versión gansteril del progenitor machista y cruel que diera vida Robert Mitchum en la excelente Con él llegó el escándalo.
Kraven.The Hunter. Columbia
Por otra parte, Aaron Taylor-Johnson se limita a lucir su escultural cuerpo en una suerte de Rambo en el papel protagonista, mientras que Ariana DeBose no puede hacer mucho que un intranscente apoyo del personaje principal.
En definitiva, Kraven. The Hunter es un absoluto desastre que no funciona ni como entretenimiento y pone de manifiesto la mala salud artística del cine de superhéroes.